Carlos Bravo Regidor / Corea del Centro

AutorCarlos Bravo Regidor

El campo de la conversación pública está muy resquebrajado. No entre derechas e izquierdas, liberales o conservadores, sino entre prolopezobradoristas y antilopezobradoristas. Es como si las identidades hubieran reemplazado a las ideas. En ambos flancos abundan las antipatías, los agravios, las acusaciones. El termostato de la discusión, la capacidad colectiva para modular la temperatura de nuestros intercambios, para ponderar con justicia los desacuerdos y las disidencias, no está funcionando. En el contexto de la 4T todo tiende muy rápido a los ataques ad hominem, a la incendiaria futilidad de las recriminaciones mutuas, a la intransigencia. Los amigos de ayer son los adversarios de hoy, cualquier reparo se interpreta de inmediato como una agresión, hay mucho atrincheramiento y poca disposición para escuchar, admitir, conciliar. Los unos no entienden que por fin perdieron; los otros tampoco entienden que ya ganaron.

En medio de ese combate entre lealtades incompatibles sobrevive trabajosamente el espacio de quienes no militan con las banderías en pugna. Es un espacio donde hay de todo: indiferentes, indecisos, desencantados, personas que tienen coincidencias mas guardan su distancia respecto a la orilla que les queda más cerca, con preferencias cruzadas (que simpatizan con ciertas cosas de un lado y otras del otro), moderadas o incluso radicales. Todas, a pesar de las amplias diferencias que las separan, comparten el hecho de no pertenecer a ninguno de los polos del conflicto. Dicho en el vernacular de las redes sociales, no son "AMLOvers" ni "PEJEiters". Son personas que, por sus respectivas motivaciones, se resisten a aceptar los términos de un antagonismo que no las representa, no refleja sus valores, no apela a sus sensibilidades. No es que nunca asuman posiciones; muchas las asumen, plenamente, en múltiples asuntos y de diversas maneras. Es, más bien, que sus posiciones no caben, no pueden acomodarse, en los prefijos pro- o anti-. Donde parece haber solo dos grupos, son el grupo de los sin grupo.

Un encono similar entre apologistas y detractores del kirchnerismo en Argentina ha adquirido el vívido nombre de "la grieta". Y desde los extremos de ese relato que...

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