Carlos Gershenson / Insostenible

AutorCarlos Gershenson

El 22 de abril de 1970 se organizó en Estados Unidos el primer "Día de la tierra", motivado principalmente por el movimiento para proteger al medio ambiente. La semana pasada se cumplieron 50 años, lo cual

propició distintas reflexiones sobre cómo hemos progresado globalmente. Es cierto que ha habido grandes logros, pero en resumen, vamos de peor en pésimo.

Desde antes se sabía del calentamiento global producido por los gases de efecto invernadero. A pesar de diversos esfuerzos y tratados, las emisiones de gases han seguido aumentando, llegando a niveles de CO2 y metano en la atmósfera que no habíamos tenido en por lo menos 800,000 años. Las poblaciones de flora y fauna salvajes se han desplomado. Más de un millón de especies podrían extinguirse en las próximas décadas, debido principalmente a la agricultura (los animales que criamos para alimentarnos pesan más que todos los mamíferos y aves salvajes, usando el 38% de la tierra habitable). Nuestro impacto en el planeta ha sido tan notable, que se ha nombrado una nueva era geológica, el Antropoceno, donde la mayor parte de los cambios planetarios dependen de nuestras acciones, no de la Tierra misma.

Se estima que el Antropoceno empezó hace medio milenio, con la globalización generada por las colonizaciones europeas. Hasta ese entonces, la población en el planeta había sido veinte veces menor a la que tenemos ahora. Y el consumo per capita mucho menor. Por lo tanto, nuestro impacto en el planeta es por lo menos dos órdenes de magnitud mayor al que había sido hasta hace pocos siglos.

En el nuevo documental "Planet of the Humans" (disponible en línea), Jeff Gibbs y Michael Moore nos presentan los esfuerzos fallidos de las energías "verdes" para reducir las emisiones de carbono. Se han invertido miles de millones de dólares, pero casi todos han ido a plantas de biocombustible, las cuales también generan gases y no son sostenibles. Las energías realmente renovables no han sido capaces de reducir las emisiones porque nuestro consumo ha aumentado más rápido de lo que se han instalado. Y la fabricación de celdas solares, aerogeneradores y baterías también tienen impactos ecológicos. La única solución al parecer es reducir drásticamente tanto la población humana como nuestro consumismo. Pero toda la economía va en contra de esto. Necesitamos vender más y por lo tanto más compradores.

En su número de abril, la revista de la National Geographic...

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