Carlos Gershenson / ¿Secesión?

AutorCarlos Gershenson

Como en algunos matrimonios durante la pandemia, los conflictos entre el gobierno federal y algunos estatales se han agudizado. Desde la Revolución no había habido tantas diferencias políticas entre la Presidencia y tantos gobernadores. El conflicto más reciente y sonado: la salida de diez gobernadores (Alianza Federalista) de la Conago. Como en algunos matrimonios, podríamos pensar que estas diferencias terminarán en un mal divorcio.

Quienes especulan acerca de una posible secesión en México caen en minoría. Sin embargo, es factible que las riñas entre algunos gobernadores y el Presidente aumenten. Si estas diferencias pasan ciertos límites, ¿qué tan factible es que se divida nuestro país? Antes de especular, revisemos otros ejemplos internacionales.

En décadas recientes, Cataluña, Escocia y Quebec hicieron plebiscitos para decidir si se independizaban. Ninguno tuvo éxito. Algunos estados de nuestros vecinos del norte han coqueteado con la idea por conflictos con Washington, pero no se ha hecho mucho desde su guerra civil.

Recientemente, el Reino Unido salió de la Unión Europea, pero el Brexit difícilmente podría llamarse un éxito. Ha generado más conflictos internos durante años que diferencias tangibles.

Las separaciones de la Unión Soviética, Yugoslavia y Checoslovaquia tienen su historia particular, aunque nunca tuvieron una identidad nacional. De hecho, en países eslavos es explícita la diferencia entre nacionalidad (étnica) y ciudadanía (política). Por ejemplo, los mismos ciudadanos (e.g. rusos o soviéticos) pueden tener distintas nacionalidades (rusos, tártaros, ucranianos, judíos, chechenos, etcétera).

Los movimientos separatistas son comunes. Más de la mitad de los países tienen por lo menos uno. Pero son contadas las secesiones que se han logrado. La mayoría han sido basadas en claras diferencias étnicas y/o religiosas y/o conflictos bélicos. Hay diversos mecanismos que previenen estas separaciones. Uno claro es la identidad nacional, que en México es fuerte. Tan sólo usen un pasionómetro durante un partido de nuestra selección de futbol. Otro más relevante son las economías de escala: mientras más grande es un país (o una ciudad), muchos gastos por habitante se reducen.

En México hay una alta centralización y mucha heterogeneidad (distintas regiones son diferentes), lo cual tiene desventajas pero muchas ventajas. Cada región se puede especializar en algo diferente, lo cual se...

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