Carmen Aristegui F. / WikiLeaks

AutorCarmen Aristegui F.

Las nuevas tecnologías y los nuevos medios en internet, por sí mismos, no producirán el cambio fundamental en los ejes de la información, el periodismo y la comunicación que han dominado hasta la actualidad. El cambio civilizatorio que se perfila a partir del fenómeno WikiLeaks muestra que no es suficiente -aunque signifique mucho- acceder masivamente a información de todo tipo, procedente de estructuras de poder, y lanzarla crudamente y sin anestesia al ciberespacio, para poder incidir en un conjunto de públicos esparcidos en el planeta, con apetitos informativos diversos. Se requiere, para que el impacto social sea efectivo, un conjunto de cosas sin las cuales el proceso de información masiva se traduce simplemente en indigestión. No es suficiente que WikiLeaks sea receptor de informaciones masivas y las suba a su sitio de internet. Los miles de documentos, cables o notas que tiene en su haber, requieren de un arduo trabajo de selección, jerarquización informativa, contexto y criterio editorial que es, precisamente, la tarea que hacen los periodistas. Eso es lo que ha entendido Julian Assange, el fundador del fascinante sitio que ha sacudido a la diplomacia internacional.

Este australiano de 39 años de edad ha decidido poner en manos profesionales el procesamiento informativo y periodístico del material. O por lo menos de una parte, manteniendo así la sartén por el mango. El sitio de las filtraciones no sólo es intermediario de la información con los grandes medios, sino claramente su administrador. En otras ocasiones ha entregado materiales informativos de alto impacto a medios de comunicación que los han presentado a sus audiencias y públicos desde los criterios y parámetros noticiosos establecidos por los propios medios, pero con un grado de coordinación con WikiLeaks. El sitio necesita del prestigio y credibilidad de los grandes medios y de sus periodistas para enfrentar la enorme presión que se ha desatado en su contra, y para convertir en noticioso el enorme caudal de información que recibe. Por otro lado, Assange está acosado por la vía judicial, y este acompañamiento desde la gran prensa no le viene mal. Es obvia la duda que provoca el proceso en su contra por delitos de violación y agresión sexual que ya ha producido un pedido de captura a nivel internacional. Imposible saber si Assange cometió esos delitos en realidad...

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