Cartas a Reforma / Criminalizar secuestrados

AutorAlfonso Aguilar / México, DF

¡Suprema Corte delincuente! El amparo liso y llano implica que no hay pruebas. El que a los secuestrados los hayan influenciado los medios o se hayan contradicho no es suficiente para acusarlos implícitamente del delito de falsedad de declaraciones.

Yo fui secuestrado y, al declarar, hubiera entrado en contradicciones, pero la voz de mis secuestradores (más una francesa) la reconocería hasta 5 años después, diga lo que diga un Ministro, un Presidente o el Papa.

La sentencia concluye que la flagrancia no es prueba y la confesión no vale, etcétera, cayendo en el artículo 225 del código penal. Además, el teatro para aprobar un proyecto que ya había sido desechado con 50...

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