Catedral de Zipaquira: Un templo bajo tierra

AutorFrancisco Betancourt

REFORMA / Enviado

ZIPAQUIRA, Colombia.- Sólo imagine: una catedral de sal en las entrañas de la tierra, a 180 metros de profundidad, que rinde culto no sólo a la fe, sino a la audacia humana.

Esta maravilla, que integra todas las secciones de un majestuoso templo católico, se ubica en Zipaquirá, que a 50 kilómetros de Bogotá, invita al visitante a internarse en su antigua mina, hoy convertida en su principal sitio turístico.

La catedral subterránea se encuentra dentro del llamado Parque de la Sal, a unos minutos de la plaza principal de este poblado colonial de coloridas casas con techos de teja.

En 1990 arrancó el proyecto arquitectónico de la catedral salina por iniciativa del Instituto de Fomento Industrial (que administraba la mina, ya cerrada a la explotación) y la Sociedad Colombiana de Arquitectos. El plan general fue realizado por el arquitecto Roswell Garavito, y la dirección técnica fue de Jorge Enrique Castelblanco, ingeniero de minas.

"El objetivo fue crear una nueva Catedral de Sal, pues la antigua, construida en otra área de la mina en 1950 (en honor a la Virgen del Rosario de Guasá, patrona de los mineros), había sido clausurada después de 40 años de existencia, ya que no ofrecía condiciones de seguridad al visitante", comenta Garavito.

Para la construcción del primer templo se aprovecharon las excavaciones existentes y la fe de los trabajadores, quienes hicieron ex profeso un nicho en la roca y colocaron ahí la imagen mariana.

UN SITIO EVANGELIZADOR

De la Plaza Ceremonial se desciende a pie hacia el interior de la antigua mina, a través de un amplio pasillo. "La poca iluminación pretende ser un recordatorio de las catacumbas romanas que sirvieron a los cristianos primitivos para realizar sus cultos", explica Garavito al iniciar el descenso.

Al bajar hacia la Catedral de Sal, el visitante siente perder la noción del tiempo y del espacio... Es el camino a un mundo bajo tierra inmutable, que invita a orar, reflexionar y meditar.

El primer tramo del recorrido subterráneo tiene 386 metros de longitud. Ahí están dispuestas las 14 estaciones del Viacrucis, convertidas en pequeñas capillas talladas en roca de sal.

En la mayoría de estos recintos para la oración se pueden apreciar, al fondo, los gigantescos socavones de la mina, iluminados de acuerdo con la simbología de la estación, las cuales tienen como principal elemento la cruz, que aparece, por ejemplo, brotando de la piedra, enterrada en el piso o integrada dramáticamente a un...

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