Cecilia Soto/ Mujeres 'empoderadas', no emparedadas

AutorCecilia Soto

Una funcionaria del gobierno de Rosario Robles vivió hace unas semanas una anécdota singular sobre poder político o "empoderamiento", como se traduce cacofónicamente la voz inglesa "empowering", dar poder, o acceder al poder. La funcionaria fue enviada a inaugurar una obra de cierta delegación en representación del titular. Al llegar a la colonia, un barrio aguerrido, notó las porras, los mariachis, a los líderes y cierto ambiente bravío. Le pidió a su chofer que se bajara con ella. Al descender del auto, la gente inmediatamente rodeó al chofer, mientras a ella la empujaban y estrujaban. Lo saludaron con una diana y le hicieron oír a los mariachis. El líder lo rescató de entre la bola de gente que se arremolinaba a su alrededor y lo llevó a recorrer la obra construida entre la comunidad y el gobierno. Por fin, llegó al sitio donde estaba la cortinilla y entre confetis, flores y porras, la descorrió, develó la placa y declaró inaugurada la obra. El líder le pidió un discurso. El chofer se negó. La gente insistió en la petición de unas palabras. El chofer declaró que sólo era eso, el chofer, y que la funcionaria estaba allá lejos: zarandeada por las olas de gente que querían acercarse al enviado del delegado. El líder de la colonia encontró rápidamente la solución: "¡Pus qué culpa tenemos que el delegado nos mande a una pinche vieja a inaugurar...!"

Desde la IV Conferencia de la Mujer en Beijing, una de las demandas más importantes del movimiento de mujeres ha sido la del mentado "empoderamiento", empowering o acceso de las mujeres a los puestos de toma de decisiones. La razón de esta demanda es bastante obvia. Una mujer sensible a los temas de la igualdad, de las desventajas para las mujeres en el mundo laboral, etcétera, tomará decisiones para crear un ambiente más favorable hacia ellas e incluso hacia ellos. Las dificultades también son evidentes como lo demuestra la anécdota que cuento.

Otra de las razones es el valor simbólico. El hecho de ver a una mujer mandando, ordenando, tomando decisiones, sopesando responsabilidades e incluso equivocándose tiene un efecto de dimensiones insospechadas en la psique de hombres y mujeres, educados ancestralmente en la cultura de la sumisión de la mujer. Aunque lo ideal es que lleguen mujeres con experiencia en las demandas y aspiraciones de las mujeres, lo cierto es que los campos en los que empiezan a destacar las mujeres son, afortunadamente, mucho más anchos que el del feminismo y éste, también...

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