Celina Canales / Ni reinsertan ni rehabilitan

AutorCelina Canales

Nelson Mandela, ex prisionero y ex presidente de Sudáfrica, dijo: "Dicen que nadie conoce realmente una nación hasta que ha estado adentro de sus cárceles. Una nación no debe juzgarse por cómo trata a sus ciudadanos con mejor posición, sino por cómo trata a los que tienen poco o nada".

Si un diplomático o político extranjero visitara Nuevo León y únicamente conociera sus cárceles, se llevaría una imagen aterradora: tratos crueles, humillantes y denigrantes, y hasta violaciones. Así es como tratamos a quienes tienen poco o nada.

Esta semana Grupo Reforma reportó que en redes se difundieron imágenes que muestran cómo un grupo de reos controla el Penal de Apodaca.

En Culiacán, cinco reos se fugaron. Y en febrero se cumplió un año de la masacre en el Penal de Topo Chico, que resultó en 49 internos muertos. "No se murió un animal, eran seres humanos", dijo Akasia Corpus, madre de Cornelio, de 25 años, quien falleció en la masacre.

El sistema penitenciario mexicano está en crisis. El problema no se ha abordado debidamente y mucho menos está resuelto.

El gobernador Jaime Rodríguez declaró el viernes que le está exigiendo a la Federación más recursos para resolver el problema. Sin duda una inyección de dinero bien utilizado podría ayudar a prevenir más abusos a los derechos humanos.

En el documento "La cárcel en México: ¿para qué?" (2013), la organización México Evalúa advierte que el hacinamiento extremo en las prisiones, sumado al uso excesivo de la cárcel preventiva, han convertido al sistema penitenciario mexicano en una bomba de tiempo.

"Las cárceles mexicanas en la actualidad no reinsertan ni rehabilitan, más bien arruinan vidas", escribe la directora de la organización, Edna Jaime Treviño. Ella explica que aunque el paso por la prisión sea breve, marca a una persona para toda la vida.

Más del 60 por ciento de los reclusos están en esta situación donde purgan penas menores a tres años por delitos no graves ni violentos, pero enfrentan duras sanciones. En ocasiones, tan duras como quien cometió un homicidio doloso.

Y a la mezcla debemos sumarle los miles de presos sin condena. En México, hasta enero de 2013, 41.3 por ciento de los internos esperaba una sentencia condenatoria. Aún no han sido declarados culpables, ni se les ha comprobado que representan un riesgo para la sociedad, pero están privados de su libertad.

Esto se convierte en un verdadero infierno cuando además analizamos los resultados de la Comisión Nacional de...

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