El cerco a Apatzingán

AutorBenito Jiménez

Fotos: Julio Candelaria

APATZINGÁN.-La cocina de doña Vicky se abarrota cada mañana de federales; Joel vende hasta 15 kilos de carnitas a los militares y, a falta de visitantes, los hoteles abren las puertas de sus habitaciones a los enviados para la seguridad.

"Algo bueno han traído los operativos", refiere una mesera de la cocina de doña Vicky, esposa de un funcionario del ayuntamiento.

Joel no se recupera en ventas luego de la escalada de violencia iniciada hace meses, por eso agradece el buen apetito de los uniformados. Antes de la violencia mataba dos cerdos de 100 kilos al día; ahora mata uno, que ya es ganancia.

"Cualquiera pensaría que alojar a los federales es más seguro, pero vivir entre fusiles nomás no me deja tranquila y otros huéspedes se alejan", comenta Carolina, la encargada de uno de los nueve hoteles que hospedan a las Fuerzas Federales.

El 14 de enero, la Policía Federal ocupó el primer cuadro de esta ciudad para hacerlo su centro de operaciones.

Se hizo cargo de la seguridad municipal y, desde entonces, el paso de sus camionetas por el centro es constante.

Los federales se transportan en vehículos blindados y camionetas artilladas que se estacionan en torno a la plaza de esta ciudad.

Pero Apatzingán, aseguran ciudadanos y autoridades, está bajo control de los Caballeros Templarios.

Don Jesús también lo sabe.

Este señor de 66 años afirma que los integrantes de ese grupo delictivo tienen redes dentro del Palacio Municipal, en la Policía, en los proveedores, comerciantes, taxistas y hasta boleros.

"Trabajé en el gobierno municipal, fui comerciante, un tiempo estuve de taxista; los tejes y manejes tienen que ver con la Familia Michoacana, o los Templarios que es lo mismo, ¿a qué vienen estos señores (los federales)?, ¿a detenerlos a todos?", dice don Jesús, que ahora ayuda a su esposa a atender una fonda.

El ir y venir de los federales y soldados no le cuadra.

"La Tuta (Servando Gómez) está en la sierra, en Tumbiscatío o en Arteaga, lo sabe todo mundo aquí; si yo lo sé, ¿cómo es que no lo sabe la autoridad?", plantea.

· · ·

La seguridad tuvo un descuido el 15 de enero, día en que una farmacia sufrió un ataque incendiario en pleno estreno de la presencia federal.

El hecho pegó también a la confianza de los uniformados.

Un ejemplo: el 16 de enero una camioneta Blazer fue estacionada frente al Palacio Municipal. El conductor cruzó la calle a prisa. El federal en turno en ese momento también corrió.

Luego reaccionó y pegó un...

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