Cerebro: La máquina perfecta

AutorNatalia Vitela

Estaban un chino, un alemán, un estadounidense y un mexicano... el cerebro de los cuatro es el mismo, pero el mexicano ¿es corrupto porque lo tiene tatuado en su ADN?

Parece un típico chiste de la picardía nacional, pero el neurofisiólogo Ranulfo Romo se apresura a dar respuesta: la corrupción, la impunidad o la violencia no son características incluidas en la genética de los mexicanos; simplemente cambian las características sociales y económicas en las que se desenvuelven.

"Nacemos predispuestos a aprender porque el cerebro es curioso; pero hay que modularlo. Hay modulaciones internas, pero también hay las del Estado", señala el galardonado con el Premio Nacional de Ciencias en el año 2000.

La genética puede ser privilegiada, pero en un entorno pobre en estímulos no sirve de nada, advierte Andrew Almazán, director de investigación del Centro de Atención al Talento, especializado en atención a niños sobredotados.

"El potencial genético puede estar, pero si el ambiente no es el adecuado posiblemente no se desarrolle. Es como un músculo, se desarrolla o se atrofia".

LA IMPORTANCIA DEL ENTORNO

El cerebro, esa compleja estructura que con sus mil millones de neuronas y su kilo y medio de masa húmeda hace funcionar a la perfección el resto del cuerpo humano, es lo que menos se procura en términos de estimulación, educación y nutrición en un país como México.

De acuerdo con especialistas en neuropsiquiatría, neuropediatría y neurobiología, esas tres áreas de oportunidad son suficientes para potenciarlo.

El avance en la investigación científica, comenta Perminder Sachdev, director del Centro para el Envejecimiento Sano del Cerebro en la Universidad de Nueva Gales, Australia, muestra que la genética no es decisiva para el desarrollo de mentes brillantes, no existen diferencias significativas en cuanto a la estructura y funciones entre los cerebros de individuos que pertenecen a distintas poblaciones.

En cambio, sí hace la diferencia el medio ambiente en el que crecen las personas y los estímulos que reciben, incluso la alimentación desde los primeros días de nacidos.

El reto entonces no es heredar el cerebro de Einstein o Hawking, sino estimular constantemente esos millones de conexiones nerviosas; los desafíos le gustan a las neuronas y son fundamentales para que cada persona explote su inteligencia al máximo y, de paso, prevenga o retrase enfermedades como el alzheimer.

Resulta igual de importante entonces, dice Sachdev, leer libros que llevar una dieta equilibrada. Sólo que en México, 72 por ciento de adultos y 33 por ciento de niños consume grasas saturadas de más, tienen sobrepeso u obesidad y, en cuanto a la lectura, apenas se leen dos libros al año, en promedio.

"Se consume mucha grasa y muchas son saturadas; mucha carne roja y pocos vegetales", ejemplifica el neuropsiquiatra, quien estuvo en el...

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