'Changarros' en vilo

AutorIvonne Melgar

Los microcréditos otorgados por el Gobierno para montar "changarros" no son cosa nueva.

Lo desconocido ahora es la suerte que correrán alrededor de 30 mil mexicanos que se beneficiaban directamente de esos préstamos, y si seguirán siendo vistos como instrumento de combate a la pobreza, luego del cambio de adscripción del Fondo Nacional de Apoyo para las Empresas de Solidaridad (Fonaes).

Impulsado por las dos últimas administraciones del régimen priísta, desde la Secretaría de Desarrollo Social, el Fonaes se convertirá en el actual Gobierno en una bolsa más de la Secretaría de Economía.

Para Beatriz Morales Ramírez, madre sola con tres hijos, los préstamos del Fonaes han sido como cheque anual de un marido que hace años se fue al otro lado y a veces se acuerda de la familia.

Así lo dice cuando cuenta su historia de éxito: haber pasado de vender chácharas a repartidora mayorista de yakult, gracias a los dos microcréditos gubernamentales que ha conseguido, de cinco mil pesos cada uno.

Ella forma parte de una asociación de 58 comerciantes y productores capitalinos organizados en torno a los préstamos del Fonaes, que esperan con incertidumbre la notificación oficial del destino de ese programa.

"Nadie sabe nada, en la Sedesol nos dicen que ellos están como nosotros, esperando conocer cuál será nuestra suerte", señala Elvira Castilleja, responsable de administrar los fondos de la asociación, denominada "Visión Solidaridad".

La preocupación se extiende a todo el país donde operan unas 2 mil empresas sociales o asociaciones que -capitalizadas con los préstamos gubernamentales- cuentan con su propio fondo colectivo.

Y es que el cambio de responsables del Fonaes implica también un cambio en los criterios de otorgamiento de los microcréditos.

Del Congreso al Gabinete

Refugio Esthela Martínez Mosquecha, vendedora de zapatos por catálogo, está a punto de inaugurar una cocina económica.

Si los apoyos del Fonaes a "Visión Solidaridad" -el único proyecto de microcréditos financiado en el Distrito Federal por la Sedesol- dejan de fluir, sus planes tardarán.

Tendrá entonces que recurrir a una tanda entre sus amigas, vecinas y familiares, o a un préstamo con los agiotistas del barrio. Porque en los bancos, ni pensarlo; ahí no hay lugar para estos microempresarios.

Queda sin embargo una posibilidad, que la Sedesol logré garantizar al menos su participación en el reparto de los apoyos, ahora en manos de la Secretaría de Economía.

"La titular de la Sedesol...

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