Christopher Domínguez Michael / Paz y Unamuno, revisitados

AutorChristopher Domínguez Michael

Yo creo, dado que por algún lado hay que empezar al hablar de los 15 años cumplidos de la muerte de Octavio Paz y pensando en el centenario de su nacimiento por celebrarse en 2014, que en el principio fue Miguel de Unamuno. En torno al casticismo, los ensayos publicados por el de Bilbao en 1895 y como libro en 1902, no en balde fueron traducidos al francés como L'Essence de l'Espagne. Expresaban una conciencia del "nimbo colectivo" donde yace, actuante y dinámica, la "subconciencia" del pueblo que el filósofo no quería regalarle a los tradicionalistas. El temperamento paradójico y agonístico de Unamuno lo llevó más lejos y profundizó, poco después, en una profesión de fe antieuropeísta en donde, tras confesarse, revisa su doctrina previa y le da otra solución al problema: "Vuelvo a mí mismo al cabo de los años, después de haber peregrinado por diversos campos de la moderna cultura europea y me pregunto a solas con mi conciencia: "¿Soy europeo? ¿Soy moderno". Y mi conciencia me responde: "No, no eres europeo, eso que se llama ser europeo; no; no eres moderno, eso que se llama ser moderno". Y vuelvo a preguntarme: "Y eso no de sentirte ni europeo ni moderno, ¿arranca acaso de ser tu español? ¿Somos los españoles, en el fondo, irreductibles a la europeización y a la modernización? Y en caso de serlo, ¿no tenemos salvación? ¿No hay otra vida que la vida moderna y europea? ¿No hay otra cultura o como quiera llamársela?".

Unamuno urge, patético, a que Europa misma se aleje de los caminos de la ciencia, pues el viejo continente debería no sólo "españolizarse" sino "africanizarse a la antigua", pues africanos fueron, dice, Tertuliano y San Agustín. El filósofo se ha resentido del dicho que acusa a los españoles (o que acusaba, más bien, a Unamuno) de "rellenar con retórica los vacíos de la lógica" y responde con lo que, pareciendo sólo una salida de tono y una reducción al absurdo, es la materia misma, loca, de su doctrina: "Condenados como estamos a la España negra, si africanos nos consideran, africanos seremos entonces", parece que nos dijera Unamuno, variando con sorna, la frase, a tantos atribuida de que "África comienza en los Pirineos".

El laberinto de la soledad (1950) fue la respuesta a cómo ser o cómo no ser europeo y moderno tal cual Paz se lo preguntó, como se la habían preguntado todos quienes se preguntaron por el verdadero enigma, que es el enigma de Occidente. Y su respuesta sólo terminará de plasmarse en Posdata (1969), tras los...

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