Chuck Palahniuk: Desde su infierno

AutorMario Abner Colina

Los libros de Chuck Palahniuk, quizá los más transgresores de la literatura estadounidense actual, provocan todo tipo de reacciones, desde admiración desbordada hasta abierto rechazo.

"El club de la pelea" (editado por Mondadori como "El club de la lucha"), su violento libro debut, por ejemplo, es un manual anárquico lleno de sangre y huesos rotos sobre la alienación de la vida moderna; "Monstruos invisibles", feroz crítica al culto a la belleza, está protagonizada por una supermodelo desfigurada y sin mandíbula en busca de identidad, y en "Snuff", sumamente explícito, sigue a una estrella porno en su intento de inmortalizarse teniendo sexo con 600 hombres en un día.

Amante de lo políticamente incorrecto y la narrativa sin tapujos, Palahniuk (Washington, 1962) ha decidido sumergirse en los infiernos para su próximo libro, "Damned", que en Estados Unidos saldrá a la venta en Halloween. Tan subversivo como toda su bibliografía.

"La historia sigue a una pequeña y obesa niña de 11 años llamada Madison, que despierta y se da cuenta de que está muerta y ha sido condenada al infierno por el resto de la eternidad", adelanta el escritor al teléfono desde sus oficinas en Portland, Oregon.

Según Palahniuk, "Damned" funciona como una historia carcelaria: si quiere hacer más llevadero su encierro eterno, la reclusa debe intentar caer en gracia con los custodios, los demonios. Y si quiere salir de ahí, debe vérselas con el mismísimo jefe, Satanás, quien tiene la verdad sobre su estadía en sus dominios.

"La niña hace amigos en el inframundo, un montón de pecadores y pervertidos, como una porrista, un rockero o un atleta. Debe descubrir por qué está ahí, cómo murió, si alguien cometió un error y no la envió al cielo. Es algo divertido, tierno, una versión enferma y retorcida de 'Desde mi cielo', de Alice Sebold".

Estandarte del nihilismo en la literatura del nuevo milenio según algunos, Palahniuk se desmarca, sin embargo, de cualquier encasillamiento. Y si se le insiste, elige, provocadoramente, el calificativo "romántico" para autodefinirse.

"Mis libros son romances. Todos tienen una historia de amor, todos mis personajes son gente tratando de agradar, de encajar", explica.

Una de las críticas que más a menudo recibe Palahniuk, el narrador de la podredumbre estadounidense, es que su obra es leída principalmente por personas que no suelen leer. Y es que su estilo minimalista, descarnado, repetitivo, plagado de frases cortas que funcionan como eslóganes...

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