Cine y Algo Más/ La incidencia de Fassbinder

AutorRicardo Pohlenz

Hace un par de años el joven realizador francés Francois Ozon hizo su película Gotas de Lluvia sobre Piedras Ardientes (1999) a partir de una obra de teatro hecha por Rainer Werner Fassbinder en su juventud que jamás llegó a realizar para la pantalla. La película no se convirtió, sin embargo, en un rescate personal de un proyecto nunca llevado a cabo, sino de una recreación lo más cercana posible a lo que hubiera podido haber sido de haber sido realizada por Fassbinder. (Esta peculiar extrapolación de personalidades en el producto filmado final parece estar convirtiéndose en un fenómeno que puede empezar a explotarse en su recurrencia. Cabe compararlo, por ejemplo, con la discusión creada en torno de los límites entre el espíritu de Kubrick y la mano de Spielberg en Inteligencia Artificial, 2001). Un sentimental, Ozon reproduce el Berlín de principios de los 70 apoyado por el diseñador de producción Arnaud de Molerón, intuye los emplazamientos de la cámara con vocación de espiritista (los actores -como él- representan un mundo alemán que sólo conocen en pantalla) para traernos un producto que es revisión, simulacro y homenaje.

A diferencia, por ejemplo, de Wenders, quien apela a lo contemplativo con sus tránsitos y estatismos (en la continua inferencia de una ventana), la vocación de Fassbinder por la realidad lo lleva a lanzarse con la cámara en mano a perseguirla con un morbo semejante al de un periodista televisivo. Se acerca sin piedad a las carencias y absurdos que determinan el entorno enajenado de sus personajes. Dado a un costumbrismo extremo, su cine acaba por convertirse en un espejo delirante de las condiciones sociales y políticas de la Alemania de los años setenta. La pregunta que hace...

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