Cine Qua Non / Ozu, el gran épico de la vida común

AutorRicardo Pohlenz

Existe entre críticos y especialistas un impulso natural de advertencia al respecto de lo que ofrece en pantalla el cine del japonés Yasujiro Ozu.

No se trata de una mirada convencional, armada de cortes, sobreimposiciones y movimientos de cámara. La edición es casi sucinta, armada de largas tomas en las que deja la sensación de un tiempo que transcurre sin elipsis; un retrato claro y fiel del transcurrir de las cosas.

Ozu hace una poética del tiempo muerto (bueno, de lo que en términos de convención y eficacia llamamos tiempo muerto), para realizar una reflexión de la vida misma, su hecho inherente, a partir de vínculos familiares que han sido desvirtuados en la modernidad de una dolorosa postguerra.

En un territorio en el que para occidente no hay más que melodrama, Ozu consigue, en el relato mínimo y exacto de Historia de Tokio (1953), sobre el viaje hecho a esa ciudad por una pareja para visitar a sus hijos a quienes no han visto en años, un cuadro de los tiempos vividos en Japón durante ese periodo de reconstrucciones.

No es tanto el choque entre las maneras provincianas y citadinas (paradoja tan envejecida como la idea de lo moderno), y la denuncia de una desnaturalización de los lazos familiares, como el retrato exacto de esta épica íntima de desencuentros y distancias irrecuperables.

Ozu, dado a ciertas predilecciones y purezas, apela en su montaje a la idea de un espectador, entregado a la contemplación de las acciones del filme, sentado en el suelo. Esto es una explicación del porqué su cámara se mantiene en encuadres a un metro del suelo, lo que niega una verdadera profundidad en los planos, pero acerca...

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