Cine Qua Non / La resaca de la Nueva Ola

AutorRicardo Pohlenz

Se puede imaginar como el objeto al que alude: la ola. Es un momento de agua que crece, se levanta y rompe. Lo que puede buscarse son los restos de esa ola entre las rocas y la arena: escurrida, perdida, apenas charcos, todo desposeído del recuerdo de quien pudo haberla visto en cuanto ola, levantada, justo antes de romper.

Se asumió como decreto que todo cine francés posterior a 1958 tenía que ver de algún modo con la Nueva Ola. Esto resulta cierto en cuanto a influencias, abusos, contenidos y adversiones.

El impacto de los "jóvenes turcos" es tan determinante que todo acaba por significarse desde un cine declarado como consigna, tal cual una lucha: la política del autor. Era hora de que los esquemas y convencionalismos del "cine de papá" fueran a dar al traste.

El momento de la Nueva Ola se anuncia, se prolonga y rompe para lavar toda buena intención y conciencia anterior. Permanece, incluso una vez perdida como el punto de referencia para lo demás.

No deja de ser paradójico que en 1959, año en que fueron exhibidas Los Cuatrocientos Golpes e Hiroshima Mon Amour en en Cannes, haya ganado el Orfeo Negro de Marcel Camus. La violencia lírica de los nuevos autores (que se ganaron fácil el sobrenombre de "jóvenes turcos") frente a la festividad post-colonial exhibida por Camus, quien recuenta le mito de Orfeo durante el Carnaval de Río.

Casi 50 años después es casi cómodo señalar el tamaño de tal omisión, consecuencia necesaria de un chauvinismo que sobrevive en pugna con todo asomo de novedad. Casi podría...

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