La Ciudad y el Crimen / Cifras manipuladas

AutorRafael Ruiz Harrell

Falsificar es un arte. Se trate de monedas, billetes, obras de arte o incluso estadísticas, falsificarlas es una tarea reservada a los artistas que estén dispuestos a prestarle una atención infinita a los detalles. Y lo digo porque siempre es eso, un error de detalle, el que denuncia que se trata de una falsificación.

En el caso de las estadísticas, y más aun en las nacionales, con frecuencia no es fácil precisar si las cifras fueron o no manipuladas. La dificultad no se debe a que los falsificadores sean artistas expertos, sino a que las propias estadísticas son de origen tan malas que parecen falsificadas, por lo que descubrir si aparte de eso se les impusieron otras interesadas correcciones no siempre es fácil.

No obstante, hay varias cosas que ayudan a lograrlo. El error más frecuente de los falsificadores es olvidar que las cifras forman parte de series y conjuntos. Cambiar la cifra que interesa y dejar intocadas las demás, o alterar el ritmo al que una serie viene creciendo o diminuyendo, es casi siempre la primera pista para saber que fueron manipuladas.

Dos ejemplos revelan el punto.

El primero

Al obtenerse los primeros datos del Censo General de Población realizado en 1960, se advirtió que la población económicamente activa, o PEA, no había crecido tanto como en la década 1940-1950. Raúl Salinas Lozano, secretario de Industria y Comercio, responsable del Censo, consultó el problema con el presidente Adolfo López Mateos y un análisis somero les reveló lo evidente: el Censo estaba mal y había que corregirlo.

Manipular las cifras censales para que coincidieran con los deseos presidenciales no era sencillo. Una vez decidido a cuánto había ascendido la PEA, había que cambiar las cifras por sexo, por entidades y por sectores económicos. El primer cálculo no fue difícil: la PEA tenía que crecer más que la población, o sea a un ritmo anual superior al 3.077 por ciento. Tras de considerar el asunto, se "descubrió" que la PEA había crecido a razón del 3.125 por ciento anual, así que en 1960 era de 11 millones 253 mil 297 personas, de las cuales 9 millones 235 mil 22 eran varones.

Al publicarse en 1963 los resultados del Censo de 1960, ya habían sido corregidas todas las cifras laborales. La falsificación hubiera sido indetectable sino hubieran olvidado las cifras de población. El hecho es que, según el Censo, entre los 25 y los 59 años de edad había en todo el país 5 millones 381 mil 552 varones. Sólo que el capítulo dedicado a la PEA...

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