La Ciudad y el Crimen / El crimen y la historia

AutorRafael Ruiz Harrell

A Felipe Espinosa

Los seres humanos tenemos de origen la tendencia a herirnos, robarnos y hacernos todo tipo de cosas lamentables. No hay época, país ni aldea que desconozcan el asesinato, la violación o el engaño. En las facultades de derecho se sigue repitiendo el famoso "ubi societas, ubi jus" (en todas las sociedades hay derecho), pero sería mucho más veraz afirmar que en todas las sociedades hay crimen, víctimas y criminales.

No obstante y según parece, hay motivos fundados que alientan la esperanza porque la criminalidad, históricamente, está descendiendo. Me apresuro a calificar la afirmación: está disminuyendo en los estados nacionales propios de la civilización occidental, como en Europa, Japón, Estados Unidos, Canadá o Australia. Tal vez el mismo fenómeno se presente en América Latina, pero en todo caso es necesario fijar una limitación: la delincuencia muestra una tendencia a la baja sólo cuando se comparan tiempos distintos de una misma sociedad industrial, pero resulta en lo contrario cuando el punto de partida es, por un lado, cualquiera de las naciones de nuestro tiempo y, por el otro, cualquiera de las sociedades isleñas o tribales ajenas o previas a la industrialización.

Entre nosotros y los trobriandeses estudiados por Bronislaw Malinowski, los nuer que captaron la atención de E.E.Evans-Pritchard, o los zapotecos documentados tan amorosamente por Laura Nader, hay una diferencia del cielo al infierno. Su criminalidad es mínima e inocente, inexistente casi, comparada con los infiernos urbanos que nosotros hemos dejado florecer.

La historia

Y no obstante, las cosas estaban peor antes, al menos al decir de los historiadores que se han dedicado a estudiar el crimen en las últimas décadas.

La afirmación también requiere comentario. Siempre ha habido historiadores interesados en la criminalidad del pasado, pero hasta hace poco sus esfuerzos se centraban más en la periferia del crimen que propiamente en la criminalidad. Se estudiaba, así, las instituciones jurídicas, la composición y volumen de las poblaciones carcelarias, la organización de las policías o el funcionamiento de los tribunales penales, pero no propiamente el crimen.

No obstante, poco a poco fueron descubriendo medios para allegarse información sobre los delitos cometidos y, de esta manera, lograron integrar series delictivas que permiten comparar diversas épocas. El crimen que resultó más asequible a la investigación histórica fue el homicidio, ya que con frecuencia...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR