La Ciudad y el Crimen / El homicidio y las armas de fuego

AutorRafael Ruiz Harrell

El homicidio doloso es un crimen que, afortunadamente, está disminuyendo. Dos cifras lo revelan con toda claridad: en 1997 se registraron 16 mil 482 asesinatos en nuestra República. El año pasado llegaron a sólo 11 mil 690. La reducción alcanzada en esos siete años es del 29.1 por ciento.

Como ocurre con toda la delincuencia, el descenso en el número de homicidios responde a varios motivos. Uno de ellos es que la economía no ha sido causa de sobresaltos desde mediados de la administración de Zedillo. Otro, que incide de manera más directa, es que el uso de armas de fuego es cada vez menos frecuente.

La percepción pública contraría la última afirmación. A su juicio las armas de fuego son cada vez más fáciles de adquirir y constituyen uno de los motivos centrales de que la violencia haya aumentado. No hay semana en que los diarios, al difundir la captura de alguna banda, no muestren alguna fotografía con el abrumador arsenal decomisado. Y, no obstante, las cifras disponibles revelan muy otro panorama.

Las recolectadas por la Secretaría de Salud en su análisis anual de las causas de muerte, revelan que en el período 1990-1997, el 69.0 por ciento de los homicidios dolosos se cometieron con armas de fuego. En cambio en el lapso que va de 1998 al 2003 la proporción había disminuido al 52.3 por ciento. Al decir del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en el 49.7 por ciento de los homicidios deliberados cometidos el año pasado se emplearon armas de fuego. Así, en general, no sólo cada vez hay menos asesinatos, sino que cada vez es menor la proporción de los que son causados disparando armas de fuego.

Sospecha

No hay duda que hay una estrecha correlación entre la disponibilidad de las armas de ese tipo y el homicidio doloso. En Estados Unidos, el país más violento entre las grandes potencias industriales, se han hecho muchos estudios que lo demuestran muy claramente. En nuestro país, en donde los datos sobre la posesión de armas de fuego son escasos y poco reveladores, sólo puede llegarse a la conclusión por inferencia.

Las bases para el razonamiento son muy simples: en las entidades federativas en las que más han disminuido los homicidios intencionales son, también, en las que más se ha reducido el uso de armas de fuego en la comisión de tal tipo de ilícitos. Así en Guanajuato e Hidalgo, donde los asesinatos bajaron más de 65 por ciento entre 1997 y 2004, el uso letal de armas de fuego disminuyó en 42.8 por ciento. En Quintana Roo y Sonora, donde...

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