La Ciudad y el Crimen / Linchamientos

AutorRafael Ruiz Harrell

El 25 de junio de 2001 un supuesto ladrón fue encadenado al kiosco de la plaza de Santa Magdalena Petlatalco, en Tlalpan, y asesinado a palos. La policía fue rechazada por la población y no consiguió entrar sino en la madrugada, cuando el hombre ya había muerto.

López Obrador fijó desde entonces la posición de las autoridades. "El caso -explicó-, hay que verlo en lo que es la historia de los pueblos de México, es un asunto que viene de lejos, es la cultura, son las creencias, es la manera comunitaria en que actúan los pueblos originarios. Esto se da en distintos puntos del país desde tiempos remotos, es el México que no termina de irse y es el México profundo". Y concluyó: "La lección es que con las tradiciones del pueblo, con sus creencias, vale más no meterse" (Reforma, 28 jul 01). El alcalde de la ciudad le otorgaba, sin más, patente de impunidad a los linchadores. Los asesinatos colectivos originados en "usos y costumbres" quedaban permitidos a partir de entonces.

Y siguen

El permiso alentó a los habitantes de los pequeños poblados que hay en las sierras que rodean al valle y en Santa Rosa Xochiac, San Juan Tlihuaca, Santiago Tulyehualco, Santa Cruz Xochitepec, San Antonio Tecómitl, San Mateo Tlaltenango y San Lorenzo Tlacoyuca hubo intentos de linchamiento que hubieran terminado en tragedia si la policía no llega a tiempo de evitarlo. De 2001 a lo que va de este año se han registrado 21 incidentes de esa índole. En tres más, contando el de Petlatalco, el resultado fue mortal.

Uno ocurrió el 5 de diciembre de 2002 en San Pablo Oztotepec, en Milpa Alta. Tres jóvenes fueron descubiertos mientras intentaban robar a un taxista de la localidad. La gente se reunió y empezó a golpearlos. La policía sectorial intentó rescatarlos, pero fueron rechazados. Uno de los jóvenes ya había muerto a causa de los golpes y se pretendía rociar a los otros dos con petróleo y prenderles fuego, cuando elementos de Fuerza de Tarea, granaderos y policías a caballo lograron imponerse y rescatar a uno de los heridos.

El procurador Bernardo Bátiz, siguiendo a su jefe, dijo que investigar tales crímenes era difícil en extremo porque hay "demasiados responsables", los culpables se protegen entre sí, casi siempre todo sucede de noche y no hay pruebas. Lo mejor era olvidarse del asunto y proceder como si nada hubiera ocurrido.

La tragedia más reciente ocurrió el pasado martes 23 en San Juan Ixtayopan, en Tláhuac, y fue transmitida por televisión mientras ocurría. Tres...

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