Ciudad Mier: huellas de la guerra

AutorBenito Jiménez

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CIUDAD MIER.- Este pueblo no se recupera.

Pese a la visita del Secretario de Gobernación, Francisco Blake, y del Gobernador Eugenio Hernández, Mier es un municipio solitario.

"Sólo vinieron a tomarse la foto", expresa molesto un General que está al frente de los dos puestos de control militar que hacen pinza a Mier.

De acuerdo con el mando militar, los funcionarios de Gobernación, autoridades estatales y municipales, acordaron coordinación.

Pero en los hechos, sólo el Ejército custodia lo poco que le queda a este pueblo: algunos habitantes y sus propiedades.

El Palacio Municipal, baleado, y la oficina de Seguridad Pública, incendiada, lucen sin su personal. No hay policías estatales ni municipales.

El programa de reactivación que se acordó entre los Gobiernos federal y estatal sigue en los dichos.

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Los anuncios de bienvenida a este poblado están perforados; las señales de tránsito, también.

En la carretera se observan cientos de cartuchos percutidos. Más adentro, en el pueblo, es rara la casa o el comercio que se haya salvado de los impactos de bala.

Aquí, durante más de nueve meses, el Cártel del Golfo y la organización de "Los Zetas" se apropiaron del pueblo. Para enfrentarse, para entrenarse, para robar y hasta para vivir, de acuerdo con información militar.

"Mier es una especie de frontera entre los grupos de 'Los Zetas' y el Cártel del Golfo. Los primeros, dominan hacia Nuevo Laredo, y los segundos, hacia Reynosa, por eso fue azotada esta ciudad", comenta el mando militar.

Durante un recorrido con el Ejército, se constató que aquí la normalidad aún dista mucho de establecerse. La calle principal luce con puertas, vidrios, paredes y cortinas metálicas baleadas. Los tres parques están solos. No hay tortillas, pan y abarrotes Tampoco hay gasolinera.

Los dos hoteles abrieron, pero no tienen huéspedes. Lo que hay es miedo.

Las carnitas, las tampiqueñas y el tianguis ya no existen.

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En noviembre fue la "cita" en Mier.

Integrantes del Cártel del Golfo, a bordo de 20 camionetas, arribaron en la madrugada con fusiles y lanzacohetes en mano.

Ya los esperaban "Los Zetas". Durante más de dos horas, ambos bandos ensordecieron a los pobladores.

Un informe militar refiere que las llamadas de auxilio no se hicieron esperar. Desde Reynosa, un convoy militar avanzó a Mier a toda velocidad.

"Vi a los delincuentes que alzaban unos cadáveres. Los iban apilando en la batea de la camioneta; nos vieron y se fueron a toda velocidad, al amanecer...

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