La ciudad de los templos

AutorCecilia Núñez

Enviada

TAINAN, Taiwán.- Por más que los estímulos de Taipei hayan tejido una red de seducción de la que es difícil escapar, hay que caer en la tentación de hacer un viaje al pasado, tomando camino al sur hacia la ciudad de Tainan, la antigua capital de la isla.

A bordo del tren de alta velocidad (High Speed Rail), que opera desde el 2007, el trayecto se realiza sólo en 60 minutos, y no en las cuatro horas que tomaría llegar en auto.

Viajar en tren bala en Taiwán es una de esas experiencias que recuerdan por qué a veces es más importante el recorrido que el destino. Este ferrocarril de alta velocidad es uno de los orgullos de los taiwaneses, y no exageran al presumirlo. Recorre una extensión de 345 kilómetros de norte a sur uniendo las cuatro ciudades más pobladas del país: Taipei, Taichung, Tainan y Kaoshiung, y alcanza una velocidad de hasta 315 kilómetros por hora.

Apenas se logra salir del asombro del tren bala, cuando se llega a Tainan, la cuarta ciudad más grande del país que también hace las veces de una especie de museo viviente: guarda los vestigios de más de 400 años de antiguas fortalezas y de templos dedicados a todo tipo de deidades, como el dios de la guerra, la diosa de la misericordia, y muchos otros dioses budistas, taoístas y locales. No por nada le llaman la capital cultural de Taiwán.

Casi en cada esquina se levanta un templo que, con su arquitectura tradicional, se impone a la modernidad de algunos edificios de la ciudad. Tainan alberga cientos de templos, pero los habitantes se conforman con definirla como la ciudad de los 100 templos. Algunos de ellos son los mejor preservados de la cultura china tradicional, como el templo de Confucio, de 1665; el de Kuanti, donde los funcionarios de la dinastía Ching rendían culto al dios de la guerra, y el de Wufei, dedicado a las cinco concubinas que prefirieron suicidarse y morir con su príncipe que someterse a la entonces impuesta dinastía Ching.

Hay que entrar a alguno de ellos y seguir el ritual que se marca. "El templo es como una persona, con dos brazos y cabeza; siempre hay que entrar por la izquierda y salir por la derecha. Es necesario ofrendar fruta, comida vegetariana o inciensos a los dioses, y entender la diferencia entre los principales y los secundarios, porque en la tierra, como en el cielo, hay jerarquías", explica Carmen Tsai, secretaria de prensa de la Oficina de Información del Gobierno de Taiwán.

El templo dedicado a la diosa del mar y de la misericordia...

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