Ciudad de la Nostalgia/ En mi viejo San Juan II

AutorAlberto Barranco Chavarría

La distancia entre la bella y lujosa mansión solariega de doña Catarina de Peralta viuda de Villanueva Cervantes y el Convento de la Visitación de María Santísima a su prima Santa Isabel, la habría de llenar una vereda hasta el cielo, trazada en tres vueltas de pergamino:

-Reclamo, señalaba el rosario de condiciones de la acaudalada dama antes de ponerle un gran moño a sus paredes, ser la primera novicia de la orden; que de todas las misas y sufragios celebrados en el recinto, me corresponda una parte de las intenciones; que todos los días, meses y años de mi vida esté una religiosa orando en el coro por la salud de mi alma; que en determinadas fechas, mi onomástico entre ellas, se hagan rogativas por mi ingreso sin pausa a la gloria eterna que en la fecha de mi cumpleaños y el aniversario de mi profesión, se celebre un acto solemne en favor de mi causa espiritual en la iglesia Catedral, "con doble de campana, vigilia y misa cantada", con asistencia obligada de la comunidad franciscana en pleno; que todos los sábados la orden fundada por el seráfico Francisco de Asís celebre una misa comunitaria, además de rezar a coro una "salve" por el descanso eterno de los difuntos de las familias Peralta y Villanueva Cervantes, y que se me ceda el derecho de nombrar, sin oposición alguna, seis capellanes.

La paradoja fue que el único pero a la desprendida dama fue que la orden no podía adoptar la disciplina de las franciscanas descalzas de la primera regla de Santa Clara, entre otras cosas por lo cenagoso del terreno, la avanzada edad de la primera novicia y la imposibilidad, dado lo alejado del recinto, de recibir las limosnas necesarias para la manutención de las monjas.

Finalmente, la casa limitada al sur por la calle de Puente de San Francisco (hoy Avenida Juárez); al poniente por la del Mirador de la Alameda (hoy Angela Peralta), y al norte por el que sería callejón de Santa Isabel, paralelo a la calle de la Mariscala, luego de los Hombres Ilustres y hoy Avenida Hidalgo, se convertiría, por Bula del Papa Clemente VIII fechada el 31 de marzo de 1600, en monasterio de la regla de las urbanistas franciscanas.

La alcoba de doña Catarina se trocaría en capilla, en tanto el resto sería sacristía, coro bajo, locutorio y celdas.

La inauguración del recinto dedicado a la adoración de Santa Isabel prima de María, llegaría el 11 de febrero de 1601, al fin de una peregrinación de las seis religiosas fundadoras desde el convento de Santa Clara, situado...

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