Agenda Ciudadana / México, Borinquen y el método comparativo

AutorLorenzo Meyer

UNA PROPUESTA

Nuestros juicios sobre los grandes eventos e ideas del pasado están muy condicionados por el contexto en que se formulan. Así, por ejemplo, plantear la naturaleza del nacionalismo mexicano en la época cardenista –en un México pobre pero confiado en su proyecto de futuro– es diferente a hacer eso mismo en la actualidad, cuando la crisis económica lleva más de 20 años de haberse instalado entre nosotros, cuando la democracia alcanzada tras un largo esfuerzo muestra una calidad muy pobre, cuando hay un Tratado de Libre Comercio de la América del Norte (TLCAN) que ha llevado a tener exportaciones por 120 mil millones de dólares al año a Estados Unidos pero que no saca a la economía del estancamiento, etcétera.

En el pasado, sostener que el nacionalismo en Puerto Rico era un éxito, hubiera sido reprobado en América Latina. Sin embargo, hoy resulta posible discutir con buenos argumentos una tesis que sostenga precisamente lo entonces inaceptable: que Puerto Rico puede verse como un caso exitoso de nacionalismo intermedio y que el de México, mucho más radical, ya no está dando resultado, está atorado.

Quien sostiene un punto de vista positivo respecto al nacionalismo puertorriqueño lo hace a contracorriente de lo que fueron hasta no hace mucho las ideas dominantes en México. La isla caribeña ocupada por la Armada norteamericana en 1898 sigue sin ser una comunidad independiente y carece de una soberanía plena, pero ello no le ha impedido desarrollar una identidad nacional que le ha permitido un espacio de autodeterminación. Este planteamiento no sólo es interesante, sino que ofrece la posibilidad de contrastarlo con nuestro propio caso, pues en las muchas diferencias y algunas similitudes se pueden encontrar interrogantes que deben plantearse hoy de cara al proyecto nacional mexicano (véase a Bárbara Zepeda, “El nacionalismo en Puerto Rico. Fracaso y adaptación exitosa”, tesis de licenciatura, El Colegio de México, 2003).

UN CONCEPTO ELUSIVO

Antes de entrar al caso concreto, es necesario enfrentar el problema del concepto. Justamente por la ambigüedad del fenómeno es que hay un buen número de definiciones de nacionalismo. Intuitivamente sabemos cuando estamos ante una manifestación de carácter nacionalista, pero eso no facilita la definición. El nacionalismo, señaló ya Ernst Gellner, no es otra cosa que una construcción ideológica que tiene que ver con el poder y cuyo objetivo último es lograr que la unidad política y la unidad nacional sean congruentes entre sí (Nations and Nationalism, Cornell University Press, 1983, p. 1). Esta forma de encarar el tema lleva de inmediato a preguntarse por la nación...

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