Clama Francisco por justicia social

AutorAlberto Armendáriz

Corresponsal

RÍO DE JANEIRO.- En su cuarto día en Brasil, el Papa Francisco volvió a las raíces de su trabajo a favor de los más pobres al visitar una favela y hacer un llamado por la justicia social y en contra de la corrupción.

Pese al inusual frío y la incesante lluvia, la favela de Varginha, en el complejo de Manguinhos, recibió al Papa argentino en un clima de absoluta fiesta, con gente bailando y cantando.

La energía contagió a Francisco, quien dejó de lado todas las medidas de seguridad y tocó, besó y se abrazó con cuantos pobladores pudo, frente a la mirada desesperada de su escolta.

"Me gustaría hacer un llamado a quienes tienen más recursos, a los poderes públicos y a todos los hombres de buena voluntad comprometidos en la justicia social: que no se cansen de trabajar por un mundo más justo y más solidario.

"Nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades que aún existen en el mundo. Que cada uno, según sus posibilidades y responsabilidades, ofrezca su contribución para poner fin a tantas injusticias sociales", dijo el Pontífice.

Tras visitar la capilla de San Jerónimo Emiliani, entró en los hogares de algunas familias y luego dio la bendición a la comunidad en una cancha de futbol.

"No es la cultura del egoísmo, del individualismo, que muchas veces regula nuestra sociedad, la que construye y lleva a un mundo más habitable, sino la cultura de la solidaridad.

"No ver en el otro un competidor o un número, sino un hermano", resaltó en esta favela que solía estar bajo el control del narcotráfico y que fue pacificada este año con la instalación de una Unidad de Policía Pacificadora (UPP).

En un mensaje a las autoridades brasileñas, el ex Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, apuntó: "Ningún esfuerzo de pacificación será duradero, ni habrá armonía y felicidad para una sociedad que ignora, que margina y abandona en la periferia una parte de sí misma. Una sociedad así, simplemente se empobrece a sí misma".

La gente recordó el pasado del Papa, quien solía trabajar en las "villas miserias", barrios marginados, de Buenos Aires.

María José dos Santos, quien cargó en brazos a su hija Jazmín durante tres horas, logró que el Papa la alzara y la besara.

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