Claudia Ruiz Arriola / Ni víctimas, ni verdugos

AutorClaudia Ruiz Arriola

Allá por noviembre de 1989, cuando al fundador del Foro Cívico, Václav Havel (aka mi chanoc de chanoques), le pidieron que definiera su posición ideológica, el entonces disidente y dramaturgo checo dijo: "supongo que soy de izquierda porque mi corazón está a la izquierda de mi pecho, pero el logro de mis ideales me obliga a trabajar con la parte derecha del cerebro" (Disturbing the Peace, Vintage Books, 1991).

Esta definición de lo que una política zurda puede y debe ser -ideales de izquierda alcanzados en cooperación con las fuerzas creativas de la derecha- se ha quedado conmigo a lo largo de 19 años (¡gulp, los pastores tienen canas!) y me viene a la memoria 'ora que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación decidió que a Chuchito (Ortega) sus correligionarios del sol azteca lo andaban bolseando y que -pese a las impugnaciones de su rival- sí resultó ganador de la elección-cochinero que el PRD organizó el 16 de marzo pasado.

Obvio que no toda la izquierda va a reconocer el fallo del tribunal, pues en este país -como en cualquier otro que haya pasado por los trances del desarrollo económico y democrático por los que estamos pasando (tampoco nos creamos únicos)- siempre ha habido dos izquierdas (aunque haya quien insista en su privatización monopólica): la izquierda revolucionaria de Lenin, Stalin, Ceausescu, Castro y demás joyitas dictatoriales que mandan al diablo las instituciones, le apuestan al incendio de su país y a la destrucción de lo logrado para empezar de nuevo desde cero (con ínfimos resultados y un altísimo costo humano); y la izquierda evolucionaria de Havel, Masaryk y Peroutka que trabaja dentro del marco de leyes e instituciones imperfectas y avanza por medio de logros modestos y constantes, apostando a la preservación de lo que sirve y a la mejora paulatina de lo que no jala.

Ambas izquierdas trabajan por los mismos ideales de justicia social, pero una lo hace con el hígado y la otra con la neurona. La del hígado es la izquierda maniquea de la que tanto se ha hablado el último año y medio: la que proclama "conmigo o contra mí" y busca purificar a la sociedad de todos sus males y erradicar a sus enemigos reales o imaginarios, creyendo ingenuamente que con sólo destruir al enemigo y hacerse del poder llegará el Reino de los Cielos en la tierra que predican sus líderes (los rasgos de esta magnífica descripción no me los saqué de la manga: los elaboró uno...

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