En el clóset / El secreto de Mistral

AutorGuadalupe Loaeza

Gracias a que una querida amiga me obsequió el libro Niña errante. Cartas a Doris Dana (Lumen, 2009), pude conocer algo de la compleja personalidad de la gran poetisa chilena Gabriela Mistral (1887-1957). Aun cuando se trata de un volumen que contiene 250 cartas, pareciera que la vida de esta escritora queda profundamente escondida detrás de una espesa niebla. Sin duda, el carácter duro y desconfiado de Gabriela se debía a que la sociedad de su tiempo no tenía aún la madurez para comprender su forma de sentir. ¿Cómo iba a sentirse protegida si cuando apenas tenía 7 años fue víctima de una violación? ¿Cómo podría ser completamente feliz si su primera profesora le dijo que no tenía ningún futuro y que se trataba de una "retrasada mental"? Y, finalmente, me pregunto: ¿cómo no iba a sentir una gran carga en su interior si esa misma profesora la acusó injustamente de robo frente a todas sus compañeras de escuela? Pasaron muchos años, Gabriela se había convertido en el primer escritor latinoamericano en ganar el Premio Nobel de Literatura, el cual se le otorgó en 1945; entonces, en una entrevista, la escritora recordó esa terrible escena que la marcó durante su infancia y acusó a la maestra que la había humillado en el colegio. Sí, era una mujer incapaz de olvidar y de perdonar. Dice su biógrafo Volodia Teitelboim, en su libro Gabriela Mistral, pública y secreta (Hermes, 1996): "Como otras criaturas de la Biblia, adoraba a un Dios que no perdonaba".

Su verdadero nombre era Lucila Godoy Alcayaga, pero también abandonó este nombre como para olvidar todo su pasado. Eligió Gabriela como un homenaje al escritor italiano Gabriele D'Annunzio, y el apellido del poeta francés Frédéric Mistral. Cada vez que lograba un triunfo literario u obtenía un puesto más alto como pedagoga, era criticada por sus compatriotas. Cuando José Vasconcelos la invitó a México para colaborar en la reforma educativa, dictando conferencias y organizando la apertura de nuevas bibliotecas en toda la República, el congreso chileno le negó el dinero necesario para viajar a nuestro País. Dicen que los diputados se miraban entre sí y con sonrisas irónicas, sólo llegaban a hacer comentarios despectivos de esa maestra rural a la que despreciaban. Ninguno de ellos podía imaginarse que Gabriela estaba llamada a ser la chilena más famosa de su siglo. Por eso, fue una gran vergüenza que ella ganara el Nobel antes que el Premio Nacional de su país. Por eso, también, nunca regresó a vivir a...

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