Y el Cocodrilo... ¿Dóndeee?/ Ya vi al Cocodrilo

AutorGermán Dehesa

Sydney.- Ya vi al Cocodrilo, muchos de ustedes también. Apareció hacia el tercio final de la desmedida ceremonia de clausura de los XXVII Juegos Olímpicos, Sydney 2,000. Es probable que estén de acuerdo conmigo en que la clausura degeneró en una especie de Desfile de las Rosas con fuegos artificiales (si los mexicanos nos consideramos una raza eminentemente cohetera, al lado de Australia tendremos que resignarnos a la medalla de plata). En la inauguración, Samaranch dijo que el ingrediente y la razón fundamental de los juegos eran los atletas. En la clausura volvió a decirlo, pero los intereses comerciales, las coberturas mediáticas, el manejo político del deporte y las mismas ceremonias mencionadas hablan en sentido contrario. ¿En verdad son los atletas la razón de ser de las Olimpíadas, o son, como sospecho, la gran coartada para otros intereses que pasan por lo deportivo, pero van para otro lado? ¿Qué queda del espíritu original de estos juegos ya tijereteados por cortes comerciales, uniformes que son un interminable muestrario de marcas, políticos que se cuelgan en la solapa las medallas y presidentes que hablan por teléfono? Me temo que no queda mucho: quedan algunos nobilísimos esfuerzos individuales y de grupo, quedan muchos sueños quebrantados, queda la muy discutida "profesionalización del deporte de alto rendimiento" (por más que lo intento, no me imagino al Bucles diciendo con voz orgullosa: mi papá es jabalinista o es buenísimo para el balero de cinco kilos, o es un maravilloso jugador de tochito); quedan los raquíticos corredores africanos que literalmente corren por su vida. Casi todo lo demás o es llanto interminable o es un puro oropel tan fugaz y perecible como los fuegos que inundaron la bahía de Sydney. Hablo de los fatigosos desfiles con tardíos homenajes a los aborígenes (los acabo de ver mendigando un cigarro por los barrios más pobres de Sydney y sé que su índice de alcoholismo es cercano al 84 por ciento. ¿Se acuerdan de Chiapas?). Hablo del inmenso aparato mercadotécnico que convierte en escaparate quincenal a toda una ciudad y al hacerlo la convierte en escenario de hazañas indudables, de una deleitosa convivencia humana, pero también de una feria de las...

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