Colaborador Invitado / Evite pasos en falso tras una fusión

AutorColaborador Invitado

Eduardo Hütt, Julio Rodríguez y Hernán Sáenz

Amedida que la frágil recuperación económica cobra bríos, muchas compañías mexicanas están saliendo de la fase de contracción en una sólida posición competitiva: acumularon abundante efectivo. Aun en el punto culminante de la crisis financiera mundial, las más importantes compañías que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores disponían de efectivo por un total de 293.8 mil millones de pesos. Con esta disponibilidad de efectivo las empresas mexicanas están tratando de encontrar oportunidades de fusiones y adquisiciones.

De hecho, la adquisición realizada por el gigante de la telefonía celular América Móvil, de la empresa de telefonía fija dominante de México, Carso Global Telecom, por un monto de 27.4 mil millones de dólares, fue la transacción de mayor envergadura del mundo en el primer semestre de 2010. El multimillonario mexicano Carlos Slim está consolidando sus tenencias de telecomunicaciones bajo América Móvil, mediante la creación de un Goliat con cerca de 250 millones de abonados en América Latina.

Las transacciones realizadas en periodos de turbulencias suelen ser las más exitosas. Un análisis de Bain sobre más de 24 mil operaciones llevadas a cabo entre 1995 y la recesión de 2006 mostró un excedente de rentabilidad casi tres veces mayor que el de las adquisiciones realizadas en los años de auge que precedieron a ese período. Por "excedente de rentabilidad" se entiende la rentabilidad obtenida por los accionistas en el período comprendido entre las cuatro semanas que hayan precedido y las cuatro que hayan seguido a la transacción, en comparación con sus pares.

Lo expresado fue válido independientemente del sector y del volumen de la transacción. Al mismo tiempo, numerosas compañías también están obteniendo mejores resultados con fusiones y adquisiciones. En 1995, alrededor del 50 por ciento de las fusiones en los Estados Unidos tuvieron un desempeño inferior al del índice de su sector. Diez años más tarde, la proporción era de alrededor del 30 por ciento. Creemos que ello se debe a la mayor experiencia obtenida por los adquirentes frecuentes y al creciente uso de efectivo -en lugar de acciones- para financiar las transacciones, lo que parece promover mejores análisis de due diligence y precios más realistas.

Pero aun realizadas en el momento más propicio, muchas transacciones estratégicamente bien concebidas no están a la altura de las expectativas. El error suele residir en pasos en falso...

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