Colaborador Invitado / Examen docente: una simulación

AutorColaborador Invitado

Eduardo Andere M.

¿Qué podemos derivar del concurso de plazas? Un punto a favor y varios en contra.

La intención de someter las plazas a criterios de mérito es loable. Nadie podría estar en contra de una competencia sana y real. Pero las políticas públicas a menudo están repletas de vericuetos que provocan resultados contraproducentes.

En mi opinión, el "Concurso Nacional para el Otorgamiento de Plazas Docentes", y parafraseando a Octavio Paz, es una gran simulación. Simulamos que ahora sí, gobierno y sindicato, nos hemos transformado en organizaciones transparentes y ofrecemos una alternativa sincera para la calidad.

La lectura mediática e intelectual de que "antes no teníamos ni eso" no justifica el instrumento. El problema con el Concurso Nacional es que el beneficio aparente es rebasado por costos políticos y de política pública.

Las buenas intenciones de la autoridad se ven obnubiladas por dos factores: 1) la entrega al SNTE de la política educativa del país; 2) la opacidad y simulación en la información proporcionada.

No se puede ser juez y parte y el SNTE no es autoridad, pero el gobierno federal le ha obsequiado la conducción de la política educativa. La celebración de la Alianza por la Calidad de la Educación puede ser un arreglo político, pero es una cacofonía jurídica que ha hecho más asimétrica la relación de poder con desdén de la sociedad civil. El costo de la ACE y los acuerdos derivados de la misma, como la Convocatoria Nacional y el graciosamente llamado Órgano de Evaluación Independiente con Carácter Federalista (OEIF) integrado por 70 miembros, 35 del SNTE y 35 de la SEP (http://www.concursonacionalalianza.org/docs/folletoOEIF.pdf), superan los beneficios. Además, este órgano le reporta a otro, la llamada Comisión Rectora de la ACE, donde el SNTE participa con más representantes que la SEP: siete contra seis (http://alianza.sep.gob.mx/index_002.php). Entre la ACE, la Comisión Rectora y el OEIF el gobierno federal ha creado un ornitorrinco jurídico-político de la educación.

El apelativo chistoso de "carácter federalista" hace conspicua la triste realidad centralista de la educación. Del total de plazas concursadas más del 90 por ciento y hasta el 99 por ciento, según la convocatoria, tiene origen federal. Parece broma esto del carácter federalista. Vamos, hay estados que ni siquiera concursaron y algunos ingresaron a la convocatoria sin plazas para muchas posiciones.

El Concurso Nacional detona más preguntas que...

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