Colaborador Invitado / David Calderón: Justicia / Inclusión

AutorColaborador Invitado

La Suprema Corte dictará una sentencia crucial este próximo miércoles. Será paradigmática, porque se refiere a un caso concreto pero tiene implicaciones para todo el sistema educativo -y social- de México.

"No hay escuela para tu hija". Imaginemos cada uno de nosotros qué significaría que nos dijeran eso. No en abstracto: con nuestra hija queridísima de la mano, y precisamente delante del edificio de la escuela, el responsable nos dice que para ella no. Aunque es la escuela pública del pueblo, a donde van los niños de la edad de nuestra hija, a la que van sus hermanas. Pero para ella, no. Porque no es para todos la escuela. Para ella, no.

Citlali nació hace nueve años, en una pequeña localidad rural, alejada de las rutas principales, en marginación. Ella, su familia, la comunidad son parte de una de las muchas etnias en nuestro país. Le detectaron, tardíamente, Síndrome de Down. Se sabe -en los libros, en la ciudad- que esa condición es un pequeño trastorno genético, y que puede ocurrir en cualquier estrato de población. Sobrellevando el pesar de encontrar retraso en el desarrollo -para sostener la cabeza, para caminar- la familia de Citlali se arriesgó a confiar en los becarios que llegaron, inesperados, de uno de los Institutos de Salud. Por cierto, con los recortes, ya no llegan más a su zona.

Ayudaron a la familia a comprender la condición de Citlali: puede, con el apoyo debido, hacer una vida plena. No hay que tapar su carita, porque no es ninguna vergüenza su aspecto. Hay que hacer ejercicios en casa, hay que activar su atención y concentración. Y aprendió a comer. Y aprendió a caminar. Y aprendió a hablar. Y tiene una sonrisa que desarma.

Llegó, no sin complicaciones, al preescolar. Y el juego, y las canciones y aprender a colorear fueron parte de su vida. Pero lo que sigue, a pesar de estar contemplado en la Constitución y las leyes, se le negó. En la primaria le dijeron a su padre que no la podía inscribir, porque para la modalidad indígena no hay apoyos para aceptar niños con discapacidad.

Lo que los especialistas llaman "interseccionalidad" es un término complicado, pero nada como la zozobra real que experimentaron Citlali y su familia. Le tocó mala tarde -aunque nació de mañana: es mala idea nacer mujer, indígena, con una condición de discapacidad y, encima, pobre. Tal vez dos de esos rasgos podemos atender, les dijo el sistema. Pero todo, no. Para ella, no.

Hay educación indígena o para indígenas, pero no se contempla que tenga...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR