Colaborador Invitado / Enrique Bravo Escobar: Sociedad polarizada

AutorColaborador Invitado

El candidato presidencial demócrata Joe Biden ya es considerado el presidente electo de Estados Unidos. Los procesos legales que promueva el Presidente Trump muy difícilmente cambiarán ese resultado y Biden tomará posesión en enero de 2021. La elección ha sido una gran sorpresa, no por el resultado final, sino por lo cerrada que estuvo la contienda. Sin duda, esta elección está confirmando una realidad: Estados Unidos es uno más de los países democráticos que sufre una profunda polarización social y política. Esa realidad conlleva serios retos para la democracia estadounidense hacia adelante.

Muchos quisieron pensar que la victoria de Trump en 2016 (no ganó el voto popular, pero sí los votos del colegio electoral, que es lo que realmente cuenta en Estados Unidos) fue un accidente, un error de percepción que sería corregido con creces cuatro años después, cuando el electorado norteamericano se diera cuenta de lo que Trump representaba. La realidad que esta elección en 2020 confirma es que hoy en Estados Unidos conviven visiones profundamente distintas sobre lo que es el país y la dirección en la que debe marchar. Biden tendrá cerca de cuatro millones de votos de ventaja, pero Trump obtuvo más de 70 millones de votos. Trump y los trumpistas serán un foco de poder importante a pesar de la derrota. La enorme diferencia de visiones entre ambos partidos y sus líderes pone en tela de juicio el viejo consenso de principios democráticos fundamentales que por décadas permitía a uno u otro partido gobernar compartiendo el poder.

Esto es relevante porque si bien continúan con mayoría en la cámara de representantes, es altamente probable que los demócratas no alcancen la tan anhelada mayoría en el senado. Sin ella, gobernar y cumplir expectativas será un reto enorme. En ese escenario, la capacidad de maniobra para dar el golpe de timón que esperan sus votantes se verá severamente limitada. De manera cada vez más frecuente, los votos en el congreso norteamericano se dividen siguiendo las líneas partidistas: republicanos en un sentido, demócratas en el opuesto. En el pasado, era frecuente ver coaliciones ad hoc formadas de manera bipartidista para aprobar legislación. Así se aprobó en su momento el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, por ejemplo, negociado por un presidente republicano, firmado por un demócrata, y aprobado por coaliciones bipartidistas en las dos cámaras. Esa capacidad de sostener debates constructivos...

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