Colaborador Invitado / Jorge Gamboa De Buen: Los baches

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Este artículo parecería trivial ante la problemática que envuelve a nuestra Ciudad. Pero no lo es, porque pone en relieve lo mucho que hemos perdido en la gestión del día a día de la vida urbana. Y esta gestión cotidiana -movilidad, seguridad, espacio público- impacta radicalmente en la calidad de vida de los habitantes de una urbe. Un Gobierno de Ciudad tiene como función primigenia el mantenimiento de la infraestructura. La política aquí sale sobrando. Necesitamos agua, calles, jardines, electricidad y recolección de basura.

La temporada de lluvias se caracteriza entre otras cosas por la proliferación de baches que afectan al tráfico, dañan las suspensiones y en muchas ocasiones rompen las llantas de los vehículos.

Prácticamente todos los propietarios de autos tienen una historia de accidentes costosos causados por un bache. Este fenómeno, al que se han acostumbrado ya varias generaciones de ciudadanos, no siempre fue así. Hasta los años 80 del siglo pasado la gestión de la reparación de los baches permitía una rápida respuesta a su aparición.

¿Qué cambió para mal? Tapar un bache es la operación más "low tech" posible. Sólo requiere un poco de asfalto, una pala y un rodillo para aplanar.

El asfalto provenía de una planta propiedad del entonces Departamento del Distrito Federal. Todos los días, las Delegaciones mandaban un camión de volteo por el asfalto y una cuadrilla era capaz de reparar decenas de baches en un día.

Además, el diagnóstico del problema no requiere grandes estudios. Consiste en avanzar con el camión y, al ver un bache, detenerse, rellenarlo y aplanarlo. Por cierto el rodillo de aplanar lo hacían los propios encargados colando un cilindro de concreto utilizando un tambo como molde.

Los camiones eran viejos y manchados de chapopote, pero cumplían su cometido. No se requerían contratistas, los empleados de las distintas Delegaciones hacían el trabajo. Solamente al reencarpetar calles o avenidas completas, lo cual raramente se requiere, se realizaban concursos de obra.

Este sencillo, funcional y barato esquema se rompió, como tantos otros, con la democratización de la ciudad cuando las Delegaciones, ahora...

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