Colaborador Invitado / Jorge Gamboa De Buen: NY: densidad y Covid-19

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Durante décadas uno de los paradigmas indisputados de la planeación urbana fue la promoción de la densificación de las ciudades. Desde los esfuerzos para contener la expansión de las urbes inglesas de la posguerra hasta los planes de desarrollo urbano de muchos países, incluyendo México, los especialistas clamaron por ciudades más densas donde la vida urbana fuera más intensa, los intercambios económicos y sociales más eficientes y la dotación de servicios -transporte, agua, drenaje, electricidad- más barata.

Además, la densificación prevendría la ocupación de suelo rural de alto valor ambiental e incluso cultural. De esta manera las ciudades estarían rodeadas de bosques, selvas, praderas y zonas de cultivo.

La ciudad de Nueva York con sus cinco distritos conforma una de las metrópolis más densas del planeta, sólo superada por algunas ciudades de Asia e India. La densidad de Nueva York no es sólo poblacional. Tiene también una gran densidad económica que se refleja en los millones de metros cuadrados de industrias y oficinas, que conforman un paisaje de rascacielos único en el mundo, así como en sus comercios, restaurantes y centenares de teatros y museos que atraen a más de 60 millones de turistas al año.

Esta concentración propicia una intensa actividad que es posible gracias a una intrincada red de transporte público que aunada a un intenso tráfico peatonal, permite los diarios intercambios de millones de personas hacia Manhattan por las mañanas y de regreso al atardecer.

Por ello no es de extrañar que ahora que se conocen algunas de las características de la pandemia originada por el Covid-19, Nueva York haya sido la ciudad más afectada. Por su carácter cosmopolita y sus cientos de vuelos diarios que conectan con todo el mundo el virus llegó de China y de Europa antes de que se prendieran las alarmas por su gravedad.

Previsiblemente los efectos inmediatos del virus se controlarán en unos meses pero subsiste la duda de cuál será el futuro de la ciudad y de su vida social y económica.

Aunque Nueva York ha demostrado su inmensa capacidad de supervivencia después de la de la inseguridad de los años ochenta, del atentado a las Torres Gemelas y del huracán Sandy, ésta se pone a prueba una vez más. Y lo que se aprenda en ella será ciertamente seguido por muchas de las grandes ciudades.

En el corto plazo queda claro que la prohibición de grandes concentraciones de personas y la aplicación de medidas de distanciamiento serán eficaces en contener...

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