Colaborador Invitado / Juan Espíndola Mata: El abuso del perdón

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Las perspectivas de éxito de la justicia transicional, según se concibe en el polémico Plan Nacional de Paz y Seguridad (PNPS), son de pronóstico reservado. No solamente por la estrategia de militarización que el propio Plan instituye, sino además por la reciente retórica presidencial del borrón y cuenta nueva. La justicia transicional es un campo de acción donde el perdón legal -siempre acotado, quirúrgico, condicional- juega un papel fundamental. Pero siempre es un perdón cuyos méritos deben exponerse y defenderse ante la opinión pública. No contribuye a esa justificación del perdón la facilidad con la que el presidente ofrece olvido y "punto final" para confrontar los otros legados incómodos del viejo gobierno.

Como documenta el proyecto "A dónde van los desaparecidos" de Quinto Elemento, entre 2006 y 2016 México se pobló de fosas clandestinas: dos mil, según su recuento, donde se han encontrado centenares de cráneos y restos óseos, y casi tres mil cuerpos, de los cuales casi la mitad permanecen en un ignominioso anonimato. Dice el PNPS de estas fosas que "se llegará hasta lo humanamente posible" para localizarlas. El plan ofrece, en otras palabras, lo que el politólogo Iosif Kovras llama la "verdad forense": la localización de fosas clandestinas, la identi-ficación de los restos y su entrega a familiares, que entonces reciben la oportunidad de iniciar un duelo indebidamente postergado. Pero romper la costra del silencio y el encubrimiento institucionalizado es una tarea cuesta arriba. El propio Kovras esboza las condiciones necesarias para que la verdad forense pueda salir a la luz.

Algunas son casi obvias: burocracias forenses profesionales y abastecidas, e instituciones de procuración de justicia funcionales y la movilización de las familias de los desaparecidos. Pero la condición que quisiera destacar aquí es la disposición y la habilidad del Estado para extraer información de los perpetradores/sepultadores, que en muchos casos son los únicos que conocen la ubicación de las fosas. Su confesión y cooperación es indispensable para impulsar la búsqueda de los desaparecidos. Sin embargo, ningún perpetrador dará detalles que puedan incriminarlo sin algún tipo de garantía...

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