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Colaborador Invitado / Juan Manuel Ochoa Torres: Economía inmoral

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Vincent
AutorColaborador Invitado

¿Cómo transformar una economía moral en inmoral? Facilísimo: omitiendo los fundamentos económicos reales.

La razón de ser de la economía es muy simple: todos los bienes o recursos de que disponemos son limitados o finitos, y debemos cuidarlos lo mejor que podamos. Quien no utilizase bien su propio tiempo, materia prima y cuanto recurso disponga, generaría un castigo automático: una "minusvalía" o "pérdida" que iría directa contra su bolsillo, a excepción de toda economía estatizada, donde su pérdida se trasladaría de manera disimulada al propio pueblo.

Sorpréndase, en algunos pocos centros educativos siguen enseñando otra economía de mentiritas que, entre diversas barbaridades, afirma que el "sistema neoliberal" es una artificiosa creación humana de hace pocos siglos. Poco o nada importará que la realidad sea otra.

El sistema de libre empresa se creó de manera natural y automática desde las etapas tempranas del Neolítico (de 8,000 a 3,000 años a. C.) y sólo se ha perfeccionado a lo largo de los siglos, sujetándose a una creciente legislación para encauzar mejor su funcionamiento al beneficio común.

De no haber acontecido así, el nivel de acceso global a bienes y servicios sería insignificante comparado al actual... Pero... ¿a partir de qué momento una economía moral se hace inmoral?

Olvidando la razón de ser de cualquier economía: la optimización de recursos, supeditándola a conveniencias políticas y otros errores.

Por ejemplo, si en Venezuela, uno de sus ideólogos, considerado por Nicolás Maduro como "el Jesucristo de la Economía", omite esa necesaria optimización de bienes que limita de manera invisible al empresario grande o pequeño... ¿Qué sucederá? No importará si le llamen economía moral o incluso celestial, el resultado será un completo desastre.

Si en nuestro país tomamos decisiones aeroportuarias incorrectas como la cancelación del NAIM, no sólo acarrearemos errores técnicos, financieros y otros, sino observe: fragmentando absurdamente nuestra operatividad aeroportuaria en tres terminales separadas, perdemos ipso-facto la principal ventaja de todo aeropuerto de primer nivel...

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