Colaborador Invitado / Paco Álvarez: El lecho de Procusto

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En Ática, cerca de Atenas y Eleusis al sur de Grecia, existió Damastes, propietario de una hospedería muy peculiar. Este posadero ofrecía una suculenta cena a los viajeros y después los llevaba a una habitación con una cama especial en la que los peregrinos tenían que caber a la perfección; a los que eran demasiado altos les cortaba los pies con un serrucho y a los demasiado cortos los estiraba hasta que daban justo con el tamaño de la cama. A Damastes, por esta cruel forma de vida le llamaron Procusto, el estirador.

Según la leyenda, esta fatal cama estaba equipada con un mecanismo para que nadie se adecuara a ella, así, todos los que sucumbían ante esta atrocidad, en realidad eran víctimas de que nada fuera tan exacto como el vil deseo de Procusto. Fue Teseo, hijo de Poseidón, quien con su fuerza hizo que el vil hotelero de la antigüedad muriera justo de la misma forma que sus víctimas, después de una cena lo llevó a su peculiar lecho y lo estiró hasta que sus huesos se descoyuntaron.

Hoy en día hay "estiradores" en todos los niveles; familiares, sociales y políticos. El lecho de Procusto es acuñado como un proverbio que se refiere a los que quieren siempre acomodar la realidad a sus intereses. Nassim Taleb, en su libro de aforismos nombrado ídem a este artículo, plantea el cómo abordamos y cómo deberíamos abordar, lo que no sabemos. Eso que no sabemos, para algunos es aterrador y amenazante.

Estos Procustos de la vida diaria quieren agradar a la mayoría, pero si alguien objeta sus rígidos planteamientos suelen molestarse y agredir, convencidos de que sus ideas son inmutables. Creen que son empáticos, pero juzgan las reacciones de los demás desde una posición egocéntrica. Los Procustos de la vida actual hablan de la tolerancia, de intercambiar ideas, pero solo para ser escuchados, nunca para escuchar. Hasta aquí estoy seguro que ya tienen candidatos en su mente.

Temas como el aborto, identidad de género, entre muchos otros, son tratados en el día a día con contextos preestablecidos, empaquetados; por ejemplo, si soy provida entonces no puedo estar a favor de la diversidad sexual o, si estoy a favor del aborto soy de ideas...

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