Colaborador Invitado / '¡De panzazo!'

AutorColaborador Invitado

Claudio X. González Guajardo

El viernes 24 se estrena a nivel nacional la película ¡De panzazo! En ella se da testimonio de la debacle educativa nacional y se invita a todos los sectores a exigir y actuar para lograr los cambios de fondo que le urgen a México en éste, el más importante de los temas.

Concluir la película llevó más de tres años de arduo trabajo. En ella participan autoridades, líderes sindicales, directores, maestros y padres de familia. Destacan también alumnos de escuelas públicas y privadas que, dotados de cámaras portátiles, nos ayudan a captar la realidad educativa nacional para presentarla, en toda su crudeza, a México.

La película estuvo a punto de llamarse ¡Ni de panzazo!

Muestra cómo herimos a generación tras generación de niños y jóvenes mexicanos quienes, agobiados por el ausentismo, la indisciplina, maestros poco o mal preparados, la falta de infraestructura y la irrelevancia del memorismo con el que les enseñan, dejan la escuela. Más de la mitad de cada generación, que consta de 2 millones de jóvenes, está fuera del sistema educativo para el momento en que cumple 15 años. Esa es una tragedia descomunal.

En ¡De panzazo! aprendemos que los niños de las escuelas públicas mexicanas asisten a la escuela 4.5 horas diarias. En muchos países de Asia, Europa y Norteamérica los niños van a la escuela más de 7 horas cada día. Eso, combinado con el ausentismo magisterial (en eso México ocupa el primer lugar de la OCDE), significa que nuestros niños van a la escuela la mitad de las horas que los niños de otras latitudes.

La posibilidad de que nuestra juventud desarrolle a plenitud su talento se ve condicionada por otro factor fundamental: la poca calidad de las horas que pasan en la escuela. Como es del conocimiento público, ocupamos el último lugar, el 34 del 34, en el examen internacional de PISA. Hasta ¾ partes de nuestros niños califican en los niveles 0 y 1 de 6 niveles. Es decir, no han aprendido lo mínimo básico. En esas condiciones, la injusticia es, para ellos, una certeza.

Las escuelas privadas obtienen resultados similares. Eso quiere decir que las élites de México (los presidentes, los diputados, los senadores, los líderes sindicales, los gobernadores, los empresarios...) no sólo se olvidaron de la educación pública...

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