Colaborador Invitado / Un paso irreversible

AutorColaborador Invitado

Juan W. Zinser

La aprobación reciente de las leyes para la protección del no fumador representa un gran avance. Proteger del humo de tabaco los lugares públicos y cerrados es una de las medidas de salud pública de mayor trascendencia que algunos opositores soslayan con explicaciones diversas que únicamente reflejan la frustración de ver limitados los espacios para fumar. Apelan reiteradamente a derechos, libertad y violaciones jurídicas. Utilizan argumentos que defienden exclusivamente sus intereses sin tomar en cuenta el riesgo al que exponen a los demás. Los no fumadores entran en su discurso como puritanos intolerantes y no como personas que tienen derecho a que se respete su salud. La validez del sustrato médico que respalda estas modificaciones legislativas se ha fortalecido. El proceso que ha conducido a una transformación conductual en escuelas, hospitales, restaurantes y otros espacios públicos debe continuar consolidándose con el apoyo de reglamentos y la participación de la sociedad civil, la cual debe ejercer el derecho de proteger su salud y tomar una verdadera decisión de adulto; es decir, la de aceptar o no las mismas causas de muerte secundarias al tabaquismo que matarán al 50 por ciento de los fumadores. Da la impresión de que ante el designio "de algo nos vamos a morir", adoptando una falsa cortesía, muchos no fumadores se someten dócilmente.

Las leyes local y federal no se contraponen. La ley del Distrito Federal evolucionó hacia un patrón más restrictivo para lograr mayor eficacia a un menor costo. Algunos estados podrían hacer lo mismo. Las nuevas leyes responden a los intereses y deseos de la población de acuerdo a la encuesta nacional que Parametría realizó para el Consejo Mexicano contra el Tabaquismo. El 94 por ciento considera que el tabaquismo pasivo es peligroso. El 91 por ciento está de acuerdo sobre la prohibición de fumar en instituciones educativas y de salud, el 83 por ciento en centros comerciales, el 65 por ciento en el coche, el 61 por ciento en restaurantes y cafés y el 57 por ciento en la casa propia. El 85 por ciento considera que el tabaquismo pasivo violenta los derechos de los niños y del ambiente laboral. El lógico temor de pérdidas económicas en la industria de la hospitalidad no está fundamentado en la intención de la gente, ya que el 80 por ciento manifestó que asistiría con la misma o mayor frecuencia a restaurantes y cafés y el 76 por ciento a antros y bares. Existe, sin embargo, un 3 por...

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