Colaborador Invitado / Salomón Chertorivski y Julio Frenk: Evitar una catástrofe

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Un pequeño que sufría leucemia linfoblástica aguda (el cáncer más común en niños), cuyos padres carecían de seguridad social, tenía un 30 por ciento de probabilidad de preservar su vida. Después de creado el Seguro Popular, la probabilidad de sobrevivencia ya es de más del 70 por ciento. ¿Estadísticas? No: niñas y niños, Yatzil, Raúl, Jimena, Sesasi, que hoy tienen un futuro.

Sin conocimiento preciso e invocando "corrupción y robo", el presidente López Obrador anunció la semana pasada su intención de poner fin al Seguro Popular (sin otro instrumento que un memorándum) y dar paso a un Instituto de Salud para el Bienestar. Una medida tan trascendente fue anunciada así, en un solo acto plagado de irregularidades e improvisación, cuando lo que una sociedad democrática demanda es un amplio debate sobre el futuro de su sistema de salud. Por ahora nos quisiéramos centrar en un punto: el Presidente anunció que utilizará los recursos del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos (FPGC) -pieza clave del Seguro Popular- para crear el nuevo Instituto, sin darse cuenta de que no sólo comete un error descomunal, sino que además viola el contenido y sentido de la ley.

Dicho fondo se constituyó desde la reforma a la Ley General de Salud en 2003 sobre la base de cuidadosos estudios actuariales. Se genera y crece con la aportación del 8 por ciento anual del total de los recursos que el Estado aporta, a nombre y cuenta de cada afiliado al Seguro Popular, para el Sistema de Protección Social en Salud. A finales de 2018 contaba con 80,661 millones de pesos. Fue concebido para financiar los padecimientos "de alta especialidad" (como los cánceres o el SIDA) y hoy incluye 330 enfermedades, casi el 80% de las necesidades reales de eventos de salud catastróficos en el México más pobre.

Como todo seguro, el fondo crece conforme más personas se incorporan, pues por cada una de ellas el Estado etiqueta ese 8 por ciento adicional proveniente de los impuestos pagados por los ciudadanos. Mientras más personas se afilian, más crecen los recursos del fondo y se protege mejor al conjunto. Con el dinero de todos los solidarios, se cubre el riesgo de quienes llegan a enfermarse. Y no sólo eso: conforme pasa el tiempo hay más recursos para ampliar los padecimientos que se pueden cubrir. Ejemplo: al...

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