Colaborador Invitado / Salomón Chertorivski: Paso al frente: rumbo al 2021

AutorColaborador Invitado

Nuestro país atraviesa por un pasaje oscuro, sumido en una multicrisis que generó la naturaleza, pero que multiplicó y profundizó el actual gobierno federal. El hecho de que 11.2 millones de mexicanos hayan entrado a la pobreza laboral (información de Coneval) es apenas uno de nuestros datos más dramáticos. Sin duda los 103 mil muertos oficiales por el Covid 19 son ya el signo que marca y marcará la gestión gubernamental de la crisis.

Los datos de esta racha funesta no cesan de aparecer. Protagonizamos la peor caída del producto de entre los países de América Latina (salvo Venezuela) y la más lenta recuperación esperada entre todas las economías grandes en el mundo: volveremos a generar el mismo nivel de riqueza de 2018 hasta 2024.

Y no es que no haya alternativas o que no hayan sido presentadas en público elaboraciones -bien pensadas- para aminorar el impacto de las crisis. Es que a la falta de conocimiento y de pericia se agregan la cerrazón y grandes dosis de arrogancia. La palabra diálogo -esa práctica vital de cualquier democracia- es impronunciable para quienes conforman la coalición gobernante; de esa manera, México se ha entrampado en una situación crítica y que amenaza con durar demasiado tiempo.

Podíamos haber hecho cosas muy distintas en el terreno de la salud, en el económico, en el presupuestal, con mejores resultados para el propio gobierno y con menos sufrimiento para la sociedad, pero la obcecación nos mantiene empantanados en un escenario mucho más allá de la catástrofe.

Estoy midiendo mis palabras, pero ¿cómo podríamos catalogar el exceso de mortandad documentado, y que nos habla ya de un cuarto de millón de vidas perdidas por la pandemia y sus efectos?

Así de graves son sus resultados a dos años de gobierno y, aun así, no recuerdo otro Poder Ejecutivo que se haya negado tanto a cambiar, que haya rechazado tan crudamente elaboraciones, propuestas y caminos distintos, ni siquiera ante la evidencia de un fracaso medido en sus propios números y calculado por sus propios gestores.

No creo que los gobiernos precedentes hayan atinado a resolver ninguno de los problemas fundamentales del país; la gran diferencia es que ninguno había concentrado y centralizado tanto poder, tantas atribuciones, sobre todo por la rendición y sumisión de la mayoría legislativa (construida además de mala manera, violando la Constitución). Eso no es "el cambio".

De ese modo, ante la falta de diálogo y el avance del instinto...

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