Colaborador Invitado / ¿Época de cambios o cambio de época?

AutorColaborador Invitado

Alicia Bárcena

No hay que equivocarse, ésta no es una época de cambios sino un cambio de época.

Se han puesto en riesgo dos bienes públicos globales vitales para la supervivencia del mundo como lo conocemos: la estabilidad financiera y la seguridad climática. Hoy me referiré a la crisis financiera.

La actual crisis financiera internacional es la más profunda y severa desde la gran depresión de los años treinta. La combinación de sobreendeudamiento, excesiva exposición al riesgo en el mercado inmobiliario de Estados Unidos, aunado a la falta de transparencia, regulación y supervisión en los mercados financieros, se convirtieron en la fórmula ideal de una "tormenta perfecta" que se desencadenó en Estados Unidos y de ahí en Europa, Japón para alcanzar sin piedad a las economías emergentes y en desarrollo. De alcances insospechados, sus efectos apuntan a una recesión global sin precedentes con impacto en la economía real con un crecimiento mundial de hasta 3 por ciento en 2009.

A pesar de los anuncios de rescate con cifras de 3 a 4 billones de dólares, la realidad es que prevalece la incertidumbre, el temor y la desconfianza. Colapsó una ingeniería financiera compleja e inexplicable para muchos ciudadanos que no logran asimilar la dimensión y distribución de costos de esta crisis.

El impacto en América Latina y el Caribe será heterogéneo de acuerdo con la solidez de cada economía relacionada con la prudencia y disciplina fiscal de los últimos años, la acumulación de reservas internacionales, la menor y mejor deuda externa. Pero ningún país estará inmune a la crisis.

La crisis tiene cuatro canales de transmisión: el contagio financiero, el precio de los productos básicos, las remesas de emigrantes y la caída de la demanda externa. El primero se traduce en mayores costos de financiamiento con gran escasez de crédito y falta de liquidez. Los precios de los productos básicos, que crecieron fuertemente hasta el tercer trimestre, empezaron a bajar debido a la liquidación de instrumentos especulativos basados en estos precios, a la menor demanda y la apreciación del dólar. El aumento de estos precios benefició a países exportadores de alimentos y energía y ahora son los que se verán más afectados. Las remesas de trabajadores han caído por la contracción de la construcción en países desarrollados. Estos factores afectarán más a México y Centroamérica, que dependen más de la economía de Estados Unidos, destino principal de sus trabajadores.

Los efectos...

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