Colaborador Invitado / ¿Vale la pena exigir justicia?

AutorColaborador Invitado

Raquel Pastor y Analía Castañer

El 30 de marzo los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación decidirán si quedará en libertad la única persona detenida por la acusación de violación de un pequeño de 4 años en el Instituto San Felipe de Oaxaca. Con esto, los dos prófugos faltantes podrían perder esa condición.

El 23 de mayo de 2007 la madre presentó una denuncia ante el Ministerio Público. Según el dictamen psicológico del 6 de junio de 2007, de un perito de la Procuraduría General de Justicia del estado, el niño "ha experimentado, presenciado o le han explicado uno (o más) acontecimientos caracterizados por muertes o amenazas para su integridad física o la de los demás... ha respondido con temor, desesperanza o un horror intensos...". Sin embargo, durante cinco meses las autoridades no actuaron. Sólo por la presión de la ciudadanía giraron tres órdenes de aprehensión y detuvieron y consignaron a la maestra que llevaba al niño al salón donde era abusado. El 5 de febrero de 2008 la Comisión Nacional de Derechos Humanos emitió la Recomendación 04/2008 al entonces gobernador Ulises Ruiz, por violaciones al derecho a la pronta y debida impartición de justicia. Ante la impunidad, José Bonilla, entonces abogado de la víctima, recurrió a instancias federales. Miembros de la AFI intentaron la detención, pero agentes de las corporaciones de seguridad estatales los detuvieron y permitieron la fuga de los condenados. Si la Suprema Corte de Justicia no reconoce delito alguno, se perderá la oportunidad de inhibir estos delitos, pero habrá que considerar las ventajas que puede tener para el niño este largo camino.

Denunciar puede simbolizar ante los ojos del niño la protección de adultos significativos. Independientemente del resultado final que se obtenga, transmite el mensaje de que hay adultos que comprenden la gravedad de la situación que está sufriendo y la necesidad de hacer algo para detener el delito. El inicio de la averiguación previa constata que se ha creído al niño y no está solo. Estas acciones pueden propiciar que el niño recupere la voluntad de protegerse: hay autoridades, terapeutas, abogados y adultos acompañantes que le creen y que hacen algo al respecto. Recibir esta protección lo redignifica y constituye un elemento fundamental en su recuperación. El sentido del proceso cumple una función importante para desculpabilizarlo. Para la sociedad y las autoridades es tan clara la completa responsabilidad del adulto que comete...

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