Colaborador Invitado / Carlos de Buen Unna: ¿Cambiará el sindicalismo?

AutorColaborador Invitado

Carlos de Buen Unna

Especialista en derecho del trabajo. Académico y director del bufete De Buen.

Estuve el fin de semana pasado en la Universidad Panamericana de Guadalajara, en donde un notario me comentó que hace algunos años fue emplazado a huelga sin que sus trabajadores lo supieran. Llamó a un prestigiado abogado patronal, quien días después le pidió que llevara a la Junta de Conciliación y Arbitraje una maleta con una suma considerable en efectivo, para evitar que estallara la huelga. Cedió, ante el temor de que le cerraran la notaría. Extrañado, quizás más por el monto que por el procedimiento, lo comentó con un personaje importante, quien logró que el abogado y sus cómplices -el líder y un alto funcionario de la junta- le devolvieran la maleta y los billetes.

Una semana antes estuve en Mexicali, invitado por la Universidad Autónoma de Baja California para hablar sobre la reforma laboral. Durante mi visita, un buen amigo me contó que mientras se discutía la iniciativa, se encontró con un líder sindical, a quien pidió su opinión sobre la propuesta, pensando que el periodo de prueba, el contrato de capacitación y la regulación del "outsourcing" eran malas noticias para los trabajadores. Le respondió que estaba tranquilo, pues no se afectaban los intereses sindicales, siendo evidente que la suerte de los trabajadores lo tenía sin cuidado.

Estos pasajes reflejan la realidad de un sistema sindical que, salvo pocas excepciones, no sirve a los trabajadores. Por el contrario, se les somete al líder, que se vale de su control para sacar dinero a los patrones y que en tiempos ya pasados, le sirvió también para cambiar votos por espacios de poder. Esto último, que fue el objetivo original de las estructuras corporativas, perdió su efectividad. Los trabajadores votan hoy por quien quieren, si es que quieren votar.

Los patrones se quejan, pero apenas si oponen resistencia cuando su abogado les aconseja firmar un contrato colectivo "de protección" con uno de esos sindicatos, para evitar que se meta algún líder indeseable. Alimentan así a la misma bestia que extorsiona a otros empresarios. Y como en el caso del notario, los abogados patronales se coluden con los líderes y con algunas autoridades laborales, con quienes comparten sus ganancias. Para el patrón es parte del costo laboral, a pesar de que nada ganan los trabajadores.

En otros tiempos, las estructuras y métodos del PRI...

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