Combaten incendios con adultas mayores

AutorEvlyn Cervantes

El fuego que aparentemente estaba controlado vuelve a prender en cuestión de segundos en el bosque de San Miguel Topilejo.

Son las 13:15 de la tarde. El fuego brinca de rama en rama, y el humo y la ceniza cala en el rostro y nariz de Bonifacia Guillermo, de 63 años, quien se apresura a agarrar el azadón, escarba la tierra, la junta y la avienta a las llamas.

No es la única mujer de edad mayor que combate el incendio forestal, con ella están otras 6 de entre 60 y 75 años. Todas están desbordadas en un ir y venir con puños de tierra que azotan contra el fuego.

En la comunidad de la delegación de Tlalpan, en el DF, se les conoce como las mujeres brigadistas hidrológicas.

Aseguran que durante todo el año cuidan el bosque: le dan mantenimiento con poda, brechas cortafuego, zanjas que llaman tinas ciegas y cajeteo de los árboles para permitir la filtración de agua. A cambio, reciben un pago semanal de 650 pesos.

En la premura por apagar el incendio se suma otra brigada de jóvenes quienes llegan corriendo con palas en mano y otros con ramas de árboles.

La movilización es ordenada, como si cada uno supiera bien cuál es su función, pero las expresiones de angustia entre ellos, sobre la posibilidad de que el fuego llegue a las ramas de los árboles, hacen más tenso el ambiente.

A las 13:34, el jefe del grupo informa por medio de una cabina que la columna de humo ya fue controlada por la brigada integrada por 40 personas.

Tras apagar el fuego, Bonifacia admite que es de las tareas que le suben la presión.

"Siento que me sube la presión pero tomo medicina y ya me baja. Se espanta uno cuando sube muy alto, pero ya tenemos rato viniendo al monte haciendo podas, chaponeo. ¿Qué serán? unos diez años haciendo brechas", cuenta.

Después de hacer trabajo de reacción, como ellas explican, la brigada de mujeres sube a una camioneta que las desplaza a otra zona del bosque en donde realizan trabajos preventivos de incendios forestales.

Las mujeres suben a la camioneta con azadón y machetes en mano y emprenden camino al interior del bosque. No es fácil, porque los caminos de terracería complican el acceso.

Maribel Flores, de 38 años, es la más joven de la brigada.

"Entran ansias de apagarlo y quisiera uno tener tantas manos para poder apagarlo, pero pues se hace lo que se puede, también porque luego el humo se mete en la garganta y se le...

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