Consagra Clug a Igor Stravinsky

AutorErika P. Bucio

El coreógrafo Edward Clug (Rumania, 1973) sabía que era cuestión de tiempo: tarde o temprano le rendiría tributo a Igor Stravinsky, cuya música lo ha impresionado tanto, y lo haría con una nueva versión de su obra maestra, La consagración de la primavera.

Desde la coreografía original de Vaslav Nijinsky, en su escandaloso estreno de 1913 en París, hasta las versiones más célebres de Maurice Béjart, un festejo a la vida, y la potente danza-teatro de Pina Bausch, esta colosal obra refleja la evolución del ballet y la danza en el siglo 20, afirma Clug, director del Ballet del Teatro Nacional de Eslovenia Maribor.

"Es un homenaje a Stravinsky y a Nijinsky, pero solamente es el punto de partida. Al hacer el ballet, mi atención estaba enfocada en traer mi propia interpretación de este legado".

En entrevista desde Moscú, donde prepara una nueva Petrushka para el Ballet Bolshoi, Clug cuenta que le atrajo la atmósfera hermética y vanguardista de Nijinsky, y que toma como punto de partida para crear su propia versión, y que ahora presentará en Guanajuato en el marco del Festival Internacional Cervantino, que arranca actividades hoy.

La tuvo lista en 2012, un año antes de las celebraciones por el centenario del estreno de La consagración de la primavera.

El ballet de Stravinsky está dividido en dos partes: "La adoración de la tierra" y "El sacrificio".

Clug establece desde el principio quién es la joven elegida para el sacrificio ritual al comienzo de la primavera. Todo lo demás es la preparación para el momento final, donde danza su propia muerte para restablecer la fertilidad.

En la Danza de la Tierra, que cierra la primera parte de la partitura, anuncia un cataclismo, un desastre. Algo caerá del cielo. Clug decidió que utilizaría agua, un elemento asociado al renacimiento y la primavera. Sus bailarines se mueven sobre un escenario con un espejo líquido.

"Las jóvenes, empujadas y jaladas por hombres, se deslizan de manera bella por la superficie, como si la gravedad no existiera", describe el coreógrafo.

Constituyó un desafío trabajar los restantes 25 minutos del ballet sobre el agua, donde ya de por sí resultaba difícil caminar.

En su versión, Clug mantiene elementos como las mejillas rosadas de las jóvenes y las barbas de los varones de la leyenda pagana rusa.

Él era un bailarín clásico de ballet en el Teatro Nacional de Eslovenia Maribor cuando el director teatral Tomaz Pandur lo invitó a colaborar. Fue él quien le propuso coreografiar Babylon...

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