DE CONVICCIÓN LIBERAL / Globalización vs. soberanía nacional

AutorRoberto Newell

Siempre es y ha sido difícil conciliar la globalización con el propósito de los gobiernos nacionales de mantener soberanía y control dentro de los territorios que gobiernan.

Los ejemplos abundan: el Gobierno de EU pretende regular los flujos de inmigrantes a ese país, pero los movimientos de personas persisten; los gobiernos de un gran número de países buscan limitar los efectos del calentamiento global reduciendo voluntariamente las emisiones de gases de invernadero, pero un subconjunto de países se niega a participar en este proceso, arguyendo que la acumulación de gases de invernadero es un subproducto indeseado de la actividad económica de los países más desarrollados; la mayoría de los países han firmado acuerdos de colaboración internacional para controlar y castigar el terrorismo, pero en la práctica toleran a organizaciones terroristas con las cuales simpatizan; la mayoría de los países dicen estar de acuerdo con los programas de la Organización Mundial de Salud, aunque varios se resisten a erradicar prácticas sociales que están asociadas con la propagación y contagio de ciertas enfermedades.

¿Y qué decir de los tratados internacionales para controlar la proliferación de armas nucleares, que para los gobiernos de Corea del Norte, Pakistán, India e Irán son instrumentos indispensables para garantizar la supervivencia de los regímenes que representan?

Actualmente, en todo el mundo están presentes movimientos nacionalistas que proponen resistir y revertir la globalización económica, social y política.

Uno de los ejemplos que mejor ilustra esta tendencia es la decisión de Reino Unido de dejar la Comunidad Europea, pero los ingleses no están solos. Movimientos análogos existen en Europa, Estados Unidos, América Latina, Medio Oriente y Asia.

Tienen en común que pretenden instrumentar programas de contra-reforma y desintegración política y económica, aun cuando esto signifique que su población tenga que asumir fuertes costos económicos y sufrir los efectos de confrontaciones políticas y sociales que pueden desbordarse violentamente.

En suma, estamos en las primeras fases de un periodo híper-nacionalista, en el cual grandes segmentos poblacionales basarán sus conductas en su identidad étnica y racial, aun cuando estas conductas sean contrarias a su bienestar personal y colectivo.

No me cabe duda que a la larga imperará la tendencia hacia la globalización, puesto que esta tendencia se nutre de fuerzas motrices sumamente...

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