Coordenadas / Promover la competitividad

AutorEnrique Quintana

Hemos escuchado un sinnúmero de veces que México pierde competitividad frente al mundo. Y, frecuentemente, se asocia esta pérdida de competitividad al comportamiento de la industria manufacturera y específicamente a la industria exportadora.

La realidad es que los principales problemas de la competitividad mexicana no se encuentran en ese sector.

No quiere decir esto que no haya que reconocer la ofensiva china, que resta mercado a los productos mexicanos aquí y en Estados Unidos. Sin embargo, casi cualquier medida de desempeño de este sector muestra buenos resultados en los últimos meses, así como en el mediano plazo.

Uno de los indicadores de competitividad más usados en todo el mundo es el costo unitario de la mano de obra, es decir, el costo de la fuerza trabajo por unidad de producto generado.

Este parámetro considera la evolución de los salarios reales, así como de la productividad del trabajo.

Podría darse el caso de una situación caracterizada por salarios que van al alza en términos reales, pero una productividad que crece todavía más. En esa condición, los costos unitarios de la mano de obra irían a la baja.

En el primer semestre del año, este indicador descendió en México en 4.2 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado. En otras palabras, ese porcentaje puede considerarse como una ganancia en competitividad.

Si comparamos los resultados de la primera mitad del año con los del mismo periodo del 2001, la ganancia obtenida fue de 7 por ciento.

El gran esfuerzo de la industria manufacturera se aprecia en el hecho de que en los últimos 10 años, los costos unitarios laborales cayeron en 37 por ciento. Ningún otro sector puede presentar este resultado.

Este desempeño se ha reflejado en una fuerte recuperación de las exportaciones de manufacturas.

En el primer semestre de este año, su crecimiento promedio fue de 13.5 por ciento. Para apreciar la fuerza que tienen las exportaciones, basta comparar esta tasa con el ritmo de crecimiento promedio que se obtuvo entre 1996 y el año 2000 y que fue de 17 por ciento.

Es decir, ya estamos cerca de los mejores desempeños de la exportación que se presentaron en la más reciente fase de expansión que tuvo México.

Sin embargo, la situación de las manufacturas no es generalizable al conjunto de la economía.

Si consideramos la población ocupada y el PIB, lo que tenemos es que entre el 2000 y el 2003 se produjo una reducción de la producción por cada persona ocupada en 4.6 por ciento, lo que...

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