Coordenadas / Las siete vidas del Fobaproa (3)

AutorEnrique Quintana

En 1998, el Presidente Zedillo dedicó muchas horas y diversos esfuerzos a justificar la estrategia del rescate bancario como el único camino posible.

Se dijo cientos de veces que no se rescataba a los banqueros sino al sistema bancario, el cual tenía que preservarse para garantizar el funcionamiento de la economía.

El problema con ese argumento es que pareciera que en los años subsiguientes la economía ha funcionado sin sistema bancario, o con uno que no ha logrado revertir la tendencia a la desintermediación.

La cartera de crédito vigente de la banca comercial al sector privado no bancario era equivalente al 9.9 por ciento del PIB en la primera mitad de 1997, luego de haberse instrumentado las principales medidas del rescate bancario.

En la primera mitad de este año, seis años después, ese porcentaje fue de 6.9 por ciento del PIB, de acuerdo a datos de Banxico e INEGI.

Mejor ni le cito lo que ocurría antes de la crisis pues en diciembre de 1994, este porcentaje fue 34.9 por ciento.

Así que el salvamento del sistema bancario no parece haber redituado todavía en un mayor apoyo a la actividad económica.

Otro de los ingredientes que inevitablemente le da un sentido fuertemente político al rescate es la elevadísima concentración de los ahorros.

De acuerdo a los datos del Banxico el 75 por ciento de la captación bancaria se ubica en cuentas que tienen saldos promedio superiores a los 500 mil pesos. En contraste, de acuerdo a los datos de contratos en la captación tradicional, solamente el 9 por ciento de las cuentas bancarias tiene ese saldo.

Esto quiere decir que el salvamento de los ahorradores implicó de facto un traslado de recursos del conjunto de la sociedad -al menos de los contribuyentes- hacia quienes tienen los mayores saldos bancarios, es decir, un grupo relativamente pequeño.

Hay un tercer elemento que no puede dejarse al margen y es el buen negocio que hicieron algunos grupos mexicanos, específicamente Banamex, con la venta del banco a extranjeros.

Más aún cuando la autoridad no buscó el mecanismo para cobrar impuestos por una de las transacciones de compraventa de empresas más grandes que se hayan hecho en países que no son del grupo de los desarrollados.

Existió la percepción entre el público, justificada, de que hubo una ganancia por parte de los accionistas de Banamex, que también usufructuaron del rescate de sistema financiero, a costa de transferencias del Gobierno a través del Fobaproa y por tanto, de los contribuyentes...

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