Corazón del Mediterráneo

AutorAlonso Vera

MALTA.- El sol se reclina tras el Fuerte de San Ángelo, el monumento militar más importante en la historia del archipiélago maltés. Sus murallas de piedra caliza surgen como una imponente estrella de mar, dominando la Gran Bahía de la isla de Malta.

Mira gallardo el horizonte oriental desde hace más de 2 mil años, sobre los restos de un fortín romano. Desde entonces ha sido atacado, ampliado y fortalecido por los ejércitos de las civilizaciones más importantes de la historia.

"¿Qué interés tenían los griegos, fenicios, romanos, bizantinos, árabes, aragoneses e ingleses, que tanto debatieron estas diminutas islas suspendidas como un punto y coma (;) en el mar?", me pregunté mientras caminaba acalorado rumbo a los portones del fuerte, sosteniendo en la mano una cerveza casi muerta que leía 1565 en su etiqueta.

La respuesta es simple: Malta es el corazón del Mediterráneo, su puerto más estratégico para el comercio y la guerra, la frontera que tanto se combatió entre las culturas del Oriente y el Occidente en el medioevo y durante la Segunda Guerra Mundial, pero también la casa de la orden religiosa y militar más antigua en existencia, cuyo nombre eriza la piel de cualquier gustoso del arte y la historia.

Cuando al fin llegué a sus imponentes basamentos, los guardias me hicieron notar que el nombre de mi cerveza conmemora el año en que el sultán otomano Solimán asedió con toda su flota a la recién llegada Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan, pero también que no podía pasar con ella a mi cita con Frá Cretien, caballero que hoy día protege éste, el único territorio redimido a la Orden por el actual gobierno maltés.

Caminé por sus rampas imaginando a los caballeros, nobles guerreros ascetas, refugiándose en el entonces llamado Castrum Maris, sus cuarteles militares.

El fuerte parecía abandonado, marcado con cicatrices de guerra y un olor añejo. Allí vivieron árabes y aragoneses, y fungió como asiento del Gran Maestre de los caballeros y luego como el cuartel general de la marina inglesa en el Mediterráneo.

Cuando al fin llegué al castillo donde vive en solitario el Frá, lo encontré apretujado en libros, escudos de armas y recuerdos de la grandeza de su Orden. "No podíamos perder el control de estas islas, donde se mediaba el empuje de los turcos por el Mediterráneo hacia las naciones cristianas", me dijo Frá Cretien al pedirle me...

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